Capitulo treinta y nueve | Dias

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Capitulo treinta y nueve.




Cassandra



18 de mayo, 2017.




Ahogo un gemido con todas mis fuerzas mientras me apoyo aún más en la mesa, mis manos extendidas sobre ella hacían una mínima distracción a lo que me pasaba. El hecho de que este sobre unos altos zapatos y que mis piernas estén en plan de algún que otro temblor, no ayudaba en nada.


—Guarda silencio pequeña Cass.


La diversión en la voz de Alessio hablando en mi oído desde atrás solo me hace soltar otro quejido. Su cuerpo cubre el mío dejándome sentir todo su torso en mi espalda, uno de sus brazos rodea mi cintura pegándome a su cuerpo y encerrándome contra la madera de la mesa.


Respiro profundamente mientras la tortura empieza a hacerse mas presente y otra vez, siento mi estabilidad débil. Quiero recordarme que no debe escucharse nada de lo que mis labios luchan por silenciar, eso si seria demasiado vergonzoso. Además de que el hecho de que estemos en una de las bibliotecas de la casa mas cerca a la sala concurrida no ayudaba en nada.


Sin embargo, solo debía bajar un poco mi mirada y ver como mi bonito vestido de flores, marcaba mi vientre de una forma que me encantaba, pero no era eso lo que tenía mi atención, sino la forma en como la parte delantera del vestido estaba arrugada y elevada dejando en descubierto una gran parte de mis bragas. El brazo de Alessio se perdía entre mis piernas y estaba más que consciente de cómo sus dedos se entretenían dentro de la humedad de mis bragas.


Cada profunda respiración que toma la siento en mi espalda, y cada jadeo que poco a poco se empieza a incrementar en mí, hace que se vuelva más laborioso en su trabajo. Estoy tan perdida entre miles de sensaciones y el placer que tanto anhelo alcanzar que ni siquiera noto cuanto pasa, o como Aless deja de sostenerme para cubrir mi boca con su palma.


Mis dedos de los pies se retuercen en la suavidad de mis bonitos zapatos al momento en que suelto un muy audible gemido y alcanzo mi gloria. Un par de estremecimientos me son robados debido a como Alessio no deja de mover sus dedos en mí.


Me divierte como cuando ya vuelvo a ser consciente de todos mis sentidos, Alessio acomoda mi ropa en perfectas condiciones antes de soltarme. Me giro recostándome contra la mesa y lo miro, sus ojos brillan de diversión y deseo. La sonrisa altiva que tiene lo hace ver increíblemente más deseable.


—Eres muy mala guardando silencio pequeño Cass—estoy mas que dispuesta a contestar cuando veo como lleva una de sus manos a sus labios, noto la humedad en sus dedos y como se pierden en su boca.


Diablos.


—En cinco días nos iremos—me sorprende como logra cambiar de conversación sin verse malditamente afectado.


—¿Cinco días? —asiente.


—Es el cumpleaños de Alessandro—murmura bajo—. Y Danae ha organizado una fiesta.


—No creo haber recibido invitación para eso—susurro pensativa.


—¿Desde cuando la necesitas? —me sorprende el tono arrogante que usa, sonrió cuando sus manos se apoyan sobre la mesa, encerrándome—. Eres mi mujer, pequeña Cass. Y donde yo voy, tú vas—dice acercándose peligrosamente a mi rostro—. Nada puede impedir eso.


La sonrisa de boba que seguramente empieza a formarse en mis labios hace sonreír aún más al hombre frente a mí, pero tal vez el no tenia idea de las cosas que me hacían sentir sus palabras, el verdadero significado que trai...


Tanto como Alessio y yo nos sobresaltamos cuando se escucho un gran estruendo que recorre seguramente casi toda la casa. Enseguida nos separamos atentos y confusos, cuando se vuelve a escuchar otro gran sonido seguido de un grito que me hace temblar, escucho la maldición que suelta Aless antes de salir deprisa de la biblioteca.


Lo sigo lo más rápido que puedo, Alessio corre deprisa por los pasillos conmigo siguiéndolo, más ruidos siguen escuchándose y en algún punto desde uno de los pasillos que cruza, Aurellio aparece más que dispuesto a seguir el camino que corre Alessio.


En algún punto dejo de correr notando mi cansancio, pero continúo buscándolos. No tardo mucho en dar con la única puerta abierta en todo el pasillo, nunca había entrado a este lugar.


Sin embargo, apenas veo dentro, noto que es un gran comedor, miles de grandes ventanas con bonitas cortinas blancas recorren todas las paredes, una gran mesa en medio con otros muebles alrededor. Pero no es eso lo raro, sino el hecho de que muchas ventanas están rotas, muchos adornos están partidos por todo el piso, y mucho vidrio se desparrama por todo el piso del comedor.


Mis ojos recaen finalmente en las dos figuras masculinas que me dan la espalda, enseguida logro ver que una pequeña figura esta entre ellos. Idara se abraza firmemente a ellos, y aunque desde donde estoy escucho sus sollozos y los suaves susurros de sus hijos intentando tranquilizarla, algo en mi se siente raro.


No me muevo de la puerta y no dejo de ver la escena que dan, pasan muchos minutos antes de que Idara se abrace aun mas a ambos y su rostro pueda ser visible para mí. Podía ver sus mejillas rojas, la lagrimas que caían y el lloriqueo que soltaba, sin embargo, sus ojos, la fría mirada que me dio desde su posición y no aparto de mí, fue suficiente para entenderlo.


Era su papel.


El único que le quedaba.


* * *

Quiero Negociar |DS#2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora