Capítulo 36.

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Judith.

Después de largas semanas de los gemelos en el área de neonatología, nos habían dado el alta y estábamos listos para volver los cuatro a casa. Mis pequeños son fuertes, como dice su padre son Meitzner, pero tampoco hay que olvidarse que tienen ese lado mío de mi familia, mi fortaleza juntada con la de Dominic nos hizo crear dos bebés súper guerreros, amo a mis hijos, Harry y Landon son lo mejor que pudo haberme pasado en la vida. Nunca pensé que sería madre y ahora lo soy de dos niños rubios de ojos grises que son mi completo debilidad, como su padre.

- ¿Lista? - me pregunta mi esposo sonriendo.

- Estamos listos - digo con una gran sonrisa mientras él cargaba a Landon y yo a Harry.

- ¿Landon, no? - me pregunta confundido.

Dominic no reconocía cuál es cuál, en cambio yo si sabía porque cada uno tenía algo que lo diferenciaba, ellos eran iguales pero con una personalidad completamente diferente.

- Es Landon cariño, debemos afianzar el tema de reconocer a tus hijos - bromeo mientras salimos de la habitación.

- Con el tiempo aprenderé, sino le pondré una H y una L en sus frentes cuando estemos solos - comenta haciendo que lo mire de la peor forma, está claro que no permitiré que le haga eso a nuestros hijos.

Cuando salimos del hospital, Antón y Conrad ya nos esperaban cómo es de costumbre, Dominic no dudo en presentarlos además de decirles que ahora nuestra seguridad debía ser más rigurosa.
Nunca imaginé que podía amar mucho más de lo que ya lo hago a mi esposo, pero solo bastó verlo con nuestros hijos para darme cuenta que sin dudas, pasando las días y meses estaba mucho más enamorada de este loco hombre.

- Señor, encontramos lo que nos pidió - escucho que le dice Conrad cuando bajamos del auto en nuestro casa. Hace un par de meses nos habíamos mudado a nuestra propia casa, no muy lejos de su familia sino que estábamos justo a lado, lo que conlleva a qué casi siempre estemos de visitas en la casa de su hermano, es que me costaba separarme de mis cuñadas, ellas son las mejores amigas del mundo.

- ¿No me mienten? - inquiere sorprendido. Ellos niegan y frunzo mi ceño porque no entendía las señas que se hacían estos hombres. 

- ¿De que hablan? - consulto con curiosidad.

- Debemos entrar cariño, la familia nos espera - acota tratando de desviar el tema de mi pregunta, se que Dominic sale con cada cosa rara que a veces es preferible no saber algunas cuestiones.

- ¡Bienvenidos! - dicen suavemente la familia cuando abrimos la puerta. Todos estaban en casa, mi familia había dejado el rancho por completo estas semanas porque están muy ansiosos de poder conocer a los gemelos, según ellos los próximos que se hagan cargo de las largas hectáreas familiares mientras que Dominic por su lado afirmaba que sus hijos debían mantener el legado de los Meitzner. Solo diré que los dejaré hacer lo que más les gusta, se en carne propia lo que es sentir esa presión, no quiero que mis hijos huyan por nuestro culpa.

- Se parecen al alemán - acota mi hermano Leo cargando a Harry.

- Él es Harry - digo al presentarlos, mis hermanos están todos a mi alrededor mirando a su sobrino.

- Y él es Landon - escucho que habla Dominic pasándole nuestro hijo a Megan.

- Son iguales a tí - dice mi suegra.

- ¿Titi? - siento que tiran mi ropa y observo a Maddie. - ¿Bebé? - pregunta estirando sus brazos para que la carguen.

- Ahí está tu primito - digo dejando un beso en su mejilla mientras le muestro a uno de mis bebés.

Detestable Amor (2°PA)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant