Capítulo 35.

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Dominic.

Mamá siempre decía que la vida es un gran enigma, todo pasa por algo y ahora sonrío pensando ese día que accidentalmente choque a mi esposa, sus ojos negros fue lo primero que me cautivaron haciendo que algo dentro mío se remueva, provocando que desde ese momento todos mis esquemas cambien. Siempre diré que Judith es lo mejor que me pasó en la vida, no sabía que la necesitaba hasta que llegó sin planearlo, ambos nos enredamos en mentiras que luego asustaron, porque los sentimientos son difíciles de ocultar cuando uno se enamora perdidamente del otro.
Mis errores me llevaron a joderlo por completo, pero cuando el amor es fuerte los caminos vuelven alinearse haciéndote prometer que nunca más lastimar a la mujer que amas y eso lo había jurado, solo la haría feliz hasta el día de mi muerte.
Judith, es mi esposa, mi compañera, la madre de mis hijos y todo lo que necesito, es lo más importante en mi vida.

- Dominic - su voz me hace salir de mis pensamientos.

- ¿Sucede algo? - pregunto alarmado. Ella tenía treinta y dos semanas de embarazo, estábamos en la fecha para que los gemelos lleguen al mundo, serán prematuros y es seguro que estén el neonatología unas semanas, la doctora Bank nos había explicado todo de como sería despues de nacer.

- No me siento bien, llamé a doctora y dice que vayamos al hospital - me cuenta asustada.

- ¿Qué tienes? - consulto al acercarme a ella mirándola con atención.

- Siento un fuerte dolor en el vientre, estoy asustada Dom - murmura al abrazarme.

- Todo estará bien, siéntate - le pido mientras ayudo a qué se siente en el sillón. - ¡Antón, Conrad! - grito. Ellos no tardan en llegar a la sala.

- ¿Señor? - inquiere Antón.

- Cuiden a Jud mientras traigo las cosas de los bebés y las de ella - ordeno haciendo que abran sus ojos grande.

- Pondré en marcha el auto - declara Conrad. Los tres habíamos armado un protocolo  estos meses para cuando llegara este día, no se si los bebés nacerán hoy, pero debíamos estar organizados para todo.
Solo tres minutos me llevó subir las escaleras, tomar todo lo que necesitábamos y correr al auto donde ya Antón había subido a Jud para ponernos en marcha rumbo al hospital.

- ¿Cómo te sientes? - le pregunto tratando de contener mi miedo, no podía mostrarle eso a ella porque debía ser su soporte.

- Los dolores cada vez aumentan - contesta suspirando mientras acaricia su gran vientre.

- Todo estará bien - aseguro.

- Tengo miedo Dom, faltaba una semana - murmura con sus ojos cristalizados.

- Señora Jud, son Meitzner siempre hacen lo que quieren - comenta Conrad tratando de aliviar la situación.

- En eso tiene razón - aseguro tratando de tranquilizarla.

Cómo era previsto por nuestro protocolo, en diez minutos estamos en el hospital y la doctora Bank nos esperaba con una silla de ruedas. Bajamos a Jud y las seguía mientras le escribía a mi hermano que mandé nuestro jet a buscar a la familia de mi esposa, ella estará contenta de tenerlos a todos este día.

- No podemos dejarlos ni un minuto más adentro, el tamaño y el peso, los dejó sin espacio y tenemos poco líquido amniótico. - la doctora nos mira. - Debemos hacer la cesárea ahora mismo - declara haciendo que Jud apriete con fuerza mi mano.

- ¿Ellos están bien? - pregunto.

- Si no los sacamos en este preciso momento, corren riesgo sus vidas, incluía la tuya Judith - nos dice siendo demasiada franca.

Detestable Amor (2°PA)Where stories live. Discover now