Capítulo 4.

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Judith.

Definitivamente me iban a despedir de mi trabajo, se que debía enfrentar a Dominic después del bochornoso momento que había vivido cuando salí corriendo como una tonta después de ese semejante beso que me dió ese jodido y sexy alemán.
Aunque no sabía cómo iba a tratarlo al otro día igualmente me hice la cabeza que sin importar nada debía ir al trabajo porque necesitaba ese dinero para sobrevivir.
Nunca nada sale como planeo, primero me quedé dormida, si no hubiera sido por ese tremendo sueño de seguro me levantaba más tarde, me levanté  sumamente alterada y corría de acá para allá pero como me considero la mujer más salada del mundo al tan solo querer salir del departamento me quedé con el picaporte en la mano.

Encerrada en mi propia casa.

El portero no daba señales de vida, nadie contestaba a mis llamados y para completar mis problemas de la nada mi celular se apagó.

¿Por qué tengo tanta mala suerte?

Estuve tantas horas pidiendo ayuda hasta que me resigné imaginando que me moriría en ese departamento sola y sin que a nadie le importa.

¡Maldita vida!

En verdad había perdido la noción del tiempo, se que era bastante tarde pero tampoco me importaba porque en verdad estaba triste pensando en cómo definitivamente ahora arruiné por completo mi salada vida.

- ¡Solo una señal! - exclamo mirando el techo pidiendo algo que me impida tener que dejar mi vida en la ciudad para volver a Texas dónde solo sería una simple ama de casa con muchos hijos.
No quería vivir en el rancho, no quería esa vida donde debía servir a mi supuesto marido y luego encargarme de los niños.

- ¡Me odio! - chillo frustrada.

Dos golpes en la puerta me hacen saltar del sillón, siento algo de esperanza cuando repiten la acción por eso me acerco a la mirilla para observar quien venía a salvarme. Un jadeo se me escapa al reconocer a Dominic ahí parado.

- Se que está ahí señorita Manning, abra la puerta - exige.

- Estoy encerrada señor Meitzner, no puedo abrir la puerta - le grito mientras observo su cara de confusión.

- ¿Cómo que encerrada? - pregunta.

- Se rompió el picaporte y bueno quedé encerrada - digo como si fuera una obviedad.

- Ahora vuelvo señorita Manning - me contesta.

Suspiro como una colegiala y en verdad esperaba que él pueda sacarme de este departamento así podría explicarle porque mi ausencia este día en la empresa, solo espero que es comprensible conmigo.

- Judith - escucho que me llaman y me acerco a la puerta para mirar nuevamente por la mirilla.
Dominic estaba acompañado de dos hombres enormes que tenían herramientas. - Alejate de la puerta - agrega.

Siguiendo sus órdenes me alejo de ahí mientras escucho que hablan entre ellos hasta que al fin la puerta se abre dejando a mi vista a tres hombres, uno es Dominic y los otros dos no los conocía pero en verdad alegraban mis ojos con su belleza.

- Lo esperaremos abajo señor - le dicen saliendo de mi campo de visión.

- No cierres la puerta - exclamo asustada.

- No nos vamos a quedar encerrados - asegura pero de igual manera no termina de cerrar la puerta.

Mis ojos negros se conectan con los suyos. - Lo siento señor Meitzner, le ruego que no me despida ... -

- No voy a despedirte - sentencia cruzando sus brazos. - Podría haber avisado a la empresa - agrega con una mirada de puro reproche.

- Mi celular murió - le cuento.

Detestable Amor (2°PA)Where stories live. Discover now