Capítulo 16.

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Judith.

Nunca había hecho algo como esto, esposar a una persona a la cama y sentirte muy dominante mientras marcas el ritmo de las penetraciones, observando como él se retorcía queriendo tocarme pero no podía, aprovechaba está oportunidad para torturarlo porque me encantaba ver esa mirada cargada de lujuria y suplica.
Todo iba tan bien, llegamos a nuestro ansiado orgasmo, me desplomé sobre Dominic jadeante y luego lo mire a los ojos, tenía la misma expresión que la mía pero ya era momento de quitarle esas esposas porque necesitaba sus brazos y manos acariciando mi cuerpo.

- ¿Donde dejaste las llaves? - pregunto buscándola.

- Las tenías tú - jadea cuando su pene sale de mi vagina.

- No Dominic, solo me diste las esposas no la llave - digo saliendo de mi cama para ponerme su camisa y buscarla por el piso.

- Te dije que me gusta verte con mi ropa puesta - comenta mordiendo su labio inferior recorriendo mi cuerpo con su mirada.

- Dominic - lo miro mal.

- Debe estar en el piso Jud, te recuerdo que tan solo entrar a tu departamento anoche me saltaste y quitaste toda la ropa porque extrañabas más a mi pene que a mí - comenta divertido.

Mis mejillas se vuelven rojizas al escucharlo, tenía razón a penas ingresó a mi departamento tuve una ferviente ganas de verlo desnudo, mis manos parecían tentáculos sobre su cuerpo pero él tampoco se resistía mucho a qué le quitará la ropa.

- Tampoco te niegas a qué lo haga - acoto buscando el piso la llave.

- Como voy a negarme si me gusta estar enterrado en tí - asegura divertido.

- ¡Qué romántico! - exclamo irónicamente.

- Soy romántico, cariño - afirma mientras nuestras miradas se encuentran.

Llevábamos una semana juntos siendo folladores compulsivos, él todas las noches terminaba siendo mi compañero en la cama y lamentablemente eso empezaba a gustarme mucho.
Mi tonto corazón se estaba acostumbrando a él y ambos sabíamos que saldría lastimada de todo esto, Dominic no es de los hombres que se comprometen en una relación sería, son los que se divierten con una hasta que se aburren y te cambian por otra, no estaba lista para ello. No quería que me deje.

- No está por ningún lado - le digo cuando revolvi toda la casa buscando la bendita llave.

- ¡Mierda! - dice moviéndose haber si puede liberarse.

- ¿Qué hacemos? - pregunto.

Su celular empieza a sonar y lo levanto para ver qué era una llamada de su hermano.

- Ponlo en altavoz - me pide mientras atiendo la llamada. - Muy temprano Christopher - se queja.

- Te necesito en media hora en casa y no olvides que tenemos la fiesta está noche - dice mi jefe y corta la llamada.

- ¡Carajo! - gruñe.

- ¿Qué hago? - digo nerviosa.

- Busca en mis contactos el número de Antón, dile que suba a tu departamento - comenta bufando.

- Dominic - murmuro avergonzada.

- Es la única opción - afirma.

Tomo su celular entrando a su agenda para buscar el número de su guardaespaldas para llamarlo.

- ¿Necesita más condones señor Dominic? - es lo que dice apenas atiende.

- Antón - digo hecha un tomate.

Detestable Amor (2°PA)Where stories live. Discover now