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Narrador omnisciente:
Si hablábamos de tiempo Lydia podría explicar demasiadas cosas... demasiadas anécdotas como por ejemplo como se había convertido en la sangre sucia traidora de Slytherin...

Si antes tenía fama por ser la hija perfecta de Steven Anderson, prodigio para el quidditch y amigos de todos... ahora solo se la conocía como la marginada de su casa.

Al principio, la chica no estaba muy conforme con ello pero vio como a las otras casas no les importaba en absoluto su estatus de sangre... así que por que llorar por los que algún día consideró sus amigos?

Ese curso para muchos estaba siendo de lo más duro. Con Umbridge al mando y tomando el control cada vez más de la escuela, a la chica no le fue muy difícil unirse al trío de las bromas.

En ese instante, la profesora vestida completamente de rosa se encontraba delante de ella y Lydia? Solo intentaba no reír.

-Dígame, donde están los gemelos Weasley.- le exigió creyéndose superior a lo que Lydia hizo como si lo pensara.

-No lo se, puede que estén el la torre de astronomía... en las cocinas, en el campo de quidditch, en el gran comedor...- empezó a decir pero Umbridge la interrumpió.

-Dígame donde se encuentran ahora! No querrá que le quite puntos para su casa, no es así?- preguntó amenazándola a lo que la chica sonrió.

-No hay nada que me gustaría más que me quite puntos...- empezó a decir pero al ver que la profesora empezaba a girarse abrió los ojos.- Oiga! Ya me acuerdo donde se encuentran, estaban planeando una broma muy pesada...en el despacho de Flich.

Umbridge sonrió haciendo que a la chica le dieran escalofríos de asco.

-Bien, eso era todo lo que quería saber.- dijo orgullosa de haber conseguido lo que quería pero fue cuando se escuchó un estornudo.- Que ha sido eso?

Lydia volvió a estornudar falsamente.

-Ya sabe... soy... achu! alérgica a los... gatos.- soltó a lo que la profesora levantó la ceja.- Ahora vaya a atrapar a los gemelos... yo...- empezó a decir pero se escuchó el sonido de una pedorreta.- Yo, tengo una urgencia en el servicio...- dijo roja de la vergüenza.

-Claro...- dijo Umbridge para marcharse haciendo que Lydia suspirara de alivio.

-Os odio chicos.- dijo con una sonrisa a lo que Fred quién se reía a más no poder la abrazó.

-Vamos, una pequeña broma no daña a nadie. Además, sabes que George es alérgico al polvo?- le preguntó mirando como su gemelo volvía a estornudar.

Lydia rodó los ojos, sin embargo no estaba enfadada, desde que ya no es aceptada en Slytherin, se pasaba la mayor parte del tiempo con los gemelos a quiénes no le importaba en absoluto.

-Queréis hacerle una broma esta noche a Umbridge? He estado pensando algunas opciones...- empezó a decirles pero George y Fred se miraron entre si.

-Lo siento cariño, estamos ocupados hoy.- le dijo el gemelo menor intentando que lo comprenda, sin embargo Lydia frunció el ceño.

-Que hacéis todas las noches que yo no pueda saber? Lo entiendo si no queréis estar conmigo pero...- empezó a decirles sin embargo Fred negó interrumpiéndola.

-No, por que piensas eso? Solo que Georgie y yo... tenemos algo pendiente.- dijo algo confuso y triste.

No les gustaba mentir pero se lo habían prometido al ejército de Dumbledore. Los gemelos iban al club secreto formado por varios integrantes de todas las casas menos Slytherin.

Fred y George intentaron convencer de que dejaran a Lydia entrar pero hubieron más votos en contra incluyendo el de Harry y Hermione. Fuera quién fuera, no confiaban en ningún Slytherin.

La chica levantó la ceja.

-Bien, hacer lo que queráis, nos vemos.- les dijo algo decepcionada empezando a caminar hacia su sala común.

Cuando entró, todo el ruido se paró quedando todo en silencio y toda la atención recaía en la chica quién rodó los ojos para continuar caminando hacia su cuarto.

Draco quién se encontraba entre toda esta gente miró a la chica y algo le decía de ir... pero no podía arruinar su reputación, que dirían todos?

Esa misma noche, los del ejercito de Dumbledore explicaban como conjurar su patronus y todos iban consiguiéndolo poco a poco y todo parecía ir sobre la marcha.

Mientras, Lydia decidió ir a la biblioteca donde ahora solía ser su zona de tranquilidad. Parecía increíble lo mucho que habían cambiado las cosas, solo por su estatus de sangre.

El equipo de quidditch decidió echarla ya que manchaba el honor de su casa y buscaron la simple escusa de que era una chica.

-Te atrapé!- dijo una voz sobresaltando a Lydia quién lo miró algo extrañada.- Oh, eres tu.

-Si, siempre lo he sido y lo seré, sin importar que sea una nacida de muggles.- le respondió la chica sin mirarlo con algo de ironía.

Draco la analizó unos segundos, era cierto que seguía siendo la misma pero... su estatus se repetía una y otra vez, no hables con ella sin embargo ahí estaba.

-Aún sigo siendo tu mayor fan.- soltó de repente haciendo que Lydia sonriera tristemente.

-Lo aprecio mucho Malfoy.- dijo.- Que haces?- preguntó a lo que el platinado tardó algo en responder puesto que no tendría que estar hablando con la traidora de Slytherin.

-Buscamos a Potter y a su grupo secreto de acompañantes, ordenes de Umbridge.- le respondió a lo que Lydia frunció el ceño.

-Acompañantes? Quienes?- preguntó algo nerviosa.

-Quienes van a ser? Sus patéticos amigos.- dijo asqueado.- Oye, sabes algo? Podrías ayudarnos a encontrarlos.- le sugirió a lo que ella suspiró.

-Paso.- dijo para volver a su lectura.

Así que eso era lo que estaban haciendo Fred y George, y todos los que consideraba sus amigos, vaya, que gran decepción.

Esa noche, todos los integrantes fueron pillados por culpa de Cho quién fue obligada a contar la verdad ante Umbridge.

El ejercito de Dumbledore se había acabado.

damm pride (Oliver Wood)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora