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Narrador omnisciente:
Oliver se plantó delante de la mansión Anderson de nuevo. Suspiró para tranquilizarse, estaba demasiado nervioso como para hablar con su ídolo, casualmente el padre de su novia con la cual estaba enfadado.

En cuanto se acercó a la puerta, una elfina apareció de brazos cruzados.
-Oh, Elina... me alegra verte.- le dijo el chico algo vergonzoso.

-Soy Miranda y Miranda no está contenta de ver a Oliver Wood.- dijo para abrirle la puerta y encontrarse con Steven con una sonrisa acogedora.

-Como estás muchacho? Todo bien por casa? Que tal tus padres?- le preguntó dándole la mano amistosamente a lo que Oliver respondió algo más tranquilo.

De la nada, Steven se dirigió hacia la ventana y se quedó observando sin decir nada. El chico, algo confuso lo siguió y miró donde estaba la vista del señor Anderson.

Inmediatamente, el corazón del chico le dio un vuelco al ver a Lydia en su escoba practicando quidditch, sola. Estaba concentrada y atenta pero a la vez parecía estar en otro mundo, como si algo la molestara, como si estuviera intranquila.

Oliver empezó a sonreír tristemente inconscientemente al verla tan bonita y tan perfecta en ese momento.

Por qué ella querría estar con él? Empezó a pensar mientras la observaba. Él es solo Oliver...

-Estáis enfadados, no es así?- preguntó la voz de Steven sin mirarlo.

Oliver se sonrojó levemente pues que iba a decir? Era algo vergonzoso y también le daba miedo la reacción que pudiera tener su padre... él mismo le prometió que no le haría daño.

-Si, y realmente lo siento tanto...- empezó a decir pero al ver la sonrisa del señor Anderson paró de hablar.

-Que pasa hijo? Tienes miedo de algo? No muerdo.- empezó a decir pero en cuanto notó que Oliver no hablaba lo miró.- Pasa algo Oliver?

-Realmente quiero a su hija... y haría todo por protegerla... pero este curso, he sido yo el problema, lo siento no debería estar explicándole esto y se que he perdido todas las oportunidades y todo ya está perdido...- empezó a decir pero antes de que terminara, Steven lo interrumpió.

-Nada está perdido si quieres seguir luchando por ello.- empezó a decir mientras volvía su mirada a su hija que seguía volando.- Se que Lydia tiene un carácter algo especial... no te rindas si la quieres. Aún tienes mi aprobación.- bromeó a lo que Oliver sonrió.

Aún así, el chico aún tenía una duda y ya que estaban los dos solos... se atrevió a preguntar.
-Señor Anderson... por que es tan bueno con migo?- preguntó a lo que Steven sonrió.

-Por que nunca había visto a mi hija tan feliz como cuando está contigo... eres importante para ella... aunque no te lo demuestre.- dijo guiñándole el ojo.- Tienes hambre? Tenemos que hablar seriamente de tu puesto como futuro guardián...

-E-en serio? preguntó el chico emocionado y en cuanto Steven se sentó en la mesa, este lo siguió para empezar a cenar para después acabar de acordar lo que las pruebas y su futuro trabajo.

Lydia llevaba horas practicando y su estómago no paraba de rugir así que decidió que era suficiente por ese día y que mañana continuaría.

Entró a su casa ignorando las suplicas de sus elfinas de que no entrara. Cuando llegó al comedor se llevó la mayor de las sorpresas, dejando caer su escoba al suelo. Tenía que ser una broma, verdad?

-Hija... que bien que hayas llegado a tiempo para comer!- le dijo su padre a lo que ella se acercó con algo de incomodidad a la mesa sin embargo no se sentó.

Tomó una manzana y miró a Oliver para volver a mirar a su padre con expresión más calmada.

-No tengo mucha hambre... si me disculpáis...- dijo para marcharse a su cuarto y dejar al chico algo desilusionado.

Claro, tenía la aprobación del padre pero si ella no quería no hablarle... no serviría nada.

Todo estaba en silencio en la mansión Anderson y Oliver y Steven estaban acordando todo cuando empezó a sonar música muy fuerte. Demasiado fuerte haciendo rodar los ojos al señor Anderson.

-Creo que deberías hablar con ella... que me dices?- le preguntó tomando por sorpresa a Oliver quién asintió inmediatamente se levantó para empezar a subir las escaleras hasta llegar a la habitación de la chica.

Tomó aire antes de tocar la puerta de donde provenía la música.

-Me dijiste que irías a su casa así que ahora os aguantáis por que estáis en mi casa entendido?- dijo una voz desde dentro provocando que el chico sonriera.

-Puedo pasar?- preguntó algo indeciso a lo que se escuchó un "no, vete."

Oliver apoyó su frente en la puerta y cerrando los ojos pensó en que podría decirle para al menos hablar con ella cara a cara.

-Lydia...- empezó a decir pero ella respondió con un "soy Anderson para ti."- Por favor... se que la he fastidiado con mis celos y toda mi rabia. Se que la he fastidiado en alejarte cada vez que querías ayudarme o explicarte... y lo siento por todo eso. Se que no hay ninguna excusa...

De la habitación se escuchó un "no la hay." haciendo que las esperanzas del chico estuvieran cada vez más bajas pero en eso, se abrió la puerta encontrándose con ella.

-Siento haber hecho todo eso...con Cedric sin decírtelo.- dijo mirando al suelo.- Y te perdono.

Oliver sonrió e intentó acercarse a ella pero Lydia retrocedió haciendo que el chico frunciera el ceño.

-Lydia... que...- empezó a decir pero la chica ya tenía muy clara su postura.

-Te perdono, pero no olivo nada de todo esto. Lo siento, pero necesito algo de tiempo.- dijo a lo que Oliver dejó de mirarla. Nunca pensó que pudiera doler tanto.

-Significa que... estás rompiendo conmigo?- preguntó muy dolido a lo que la chica lo miró sin expresión en el rostro. No quería saber la respuesta pero en el fondo la sabía.

-No quiero que por mi culpa no puedas conocer a alguien más... es decir, tu ya no estás en Hogwarts y seguro que hay chicas hermosas a las que...- empezó a decir pero el chico negó inmediatamente.

-No, no, Lydia yo... te esperaré, y si tengo que volver a conseguir que confíes en mi para estar juntos, entonces lo haré.- dijo haciendo que la chica lo mirara.- Solo déjame tiempo.

Lydia suspiró mientras observaba como el chico le rogaba. Quería ser fuerte y permanecer seria, pro diablos... aún le gustaba Oliver.

-No prometo nada.- respondió a lo que el chico sonrió.- No he dicho que si Oliver...

-Eso me vale, con volver a hacerte feliz y que vuelvas a sonreír, lo prometo.- le dijo a lo que ella levantó la ceja.- Nos veremos más seguido... adiós Anderson.- terminó por decir con una sonrisa acompañada de esperanza.

-Adiós Wood...- le dijo ella para volver a cerrarle la puerta en la cara y suspirar de alivio.

Aunque no lo admitiera... la sonrisa que había conseguido provocar el chico en él, le recordaba cuando todo estaba bien...

Oh, Oliver... más vale que cumplas tu promesa.

damm pride (Oliver Wood)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora