❤Capítulo 24❤

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- Entrad vosotros, yo me quedo - dije, sentándome al lado de Ben.
- Yo también me quedo - dijo Richie, que se sentó a mi lado.
- Vale, vamos - susurró Eddie, haciendo un gesto para que los demás le siguieran.
Ben parecía dolorido, la verdad daba pena verlo así, era horrible lo que Henry le había hecho. Yo siempre había tenido miedo de que Henry llegara a más, no sabía cuanto podía aguantar su cordura, si es que todavía no estaba completamente loco, y aquel día había llegado.
Miré la sangre, Dios santo, había tanta. Era como el día en el que fuí a buscar a Georgie, la carretera llena de sangre, seguramente de su sangre. Y ahora yo tenía las manos manchadas con la sangre de un recién conocido, había sido atacado por Henry, Henry tenía una navaja, podía matarnos, ¡iba a hacerlo!
Dejé escapar un ruidito nervioso, mientras un escalofrío recorría mi espalda desde la cabeza hasta los pies.
- ¿Estás bien? - preguntó Richie, pasándome un brazo por encima de los hombros.
- Sí, solo me estoy agobiando un poco - respondí, mirando al cielo.
Me pareció ver la cara de un payaso. En el cielo, entre las nubes, oculta entre ellas, como si quisiera que la viera, pero no del todo. Era muy grande, como una nube pintada de colores. Pero era una cara muy realista, casi daba miedo, asustaba.
Cerré los ojos y, al abrirlos, la cara ya no estaba.
"Sería mi imaginación", pensé, sin darle importancia.
Richie estaba hablando con Ben, pero yo no prestaba atención, total seguro que lo estaba molestando con sus estupideces.
Al fin, los chicos salieron con todas las cosas necesarias. Una chica pelirrroja salió después de ellos. Era Beverly, la chica a la que había conocido aquella tarde en los baños del instituto; al parecer, habíamos tenido suerte de que estuviera allí, porque les ayudó a "coger prestados", como ella misma dijo, todos los elementos que ahora usaban con el chico herido.
Eddie logró curar a Ben, mientras Richie molestaba. Como siempre, también te digo, se le daba muy bien hablar estupideces.
- H-hey, y s-si ma-mañana va-vamos a la can-cantera - decidió Bill al rato.
Todos asistieron, parecía una buena idea. Todos menos yo, la verdad no sabía qué hacer, estaba cansadísima después de este día. Además, si no iba, que más da, tendría todo el verano para bañarme en la cantera.
A: voy a la cantera, en que lugar voy a estar mejor que allí y con amigos (cap.48)
B: no voy, prefiero quedarme en casa, necesito descansar (cap.49)
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Ey, gracias por leer, nos vemos!

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