El deber de ser madre

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Sarada se unió al entrenamiento de Indra poco tiempo después, motivada por el esfuerzo de su prima y aprovechando que era un entrenamiento para el sharingan, si lo lograba y se hacía más fuerte podría conseguir el Mangekyō, igual que su padre e Indra; aunque el plan no era del todo bien recibido por ellos, pues Sarada ignoraba el método para conseguirlo y personalmente, Indra prefería que continuara así, su prima no debería sufrir algo así.
Mientras Sarada continuaba luchando contra las balas de hierro, Indra había pasado a los kunai tras enterarse que ChouChou y su equipo se habían visto las caras con Deepa, quien gracias a Shinki no les había matado o dejado en un estado grave. Indra debía volverse más fuerte para proteger a quienes amaba de gente como Deepa, siendo consciente de que este hombre y el anciano estaban demasiado activos últimamente.

-¡Indra, eso fue increíble! -chilló Sarada sonriendo tras verla lograr evitar todos los kunai con el sharingan activo- ¡Has mejorado muchísimo!

-¿Eh? Oh si... -la mayor parpadeo, ni siquiera había notado qué había terminado por estar perdida en sus pensamientos- Aún necesito mejorar, me rozó uno

-Oh, es verdad... -Sarada rápidamente puso ina bandita en la mejilla de su prima- ¿Qué tal lo hice yo, papá?

-Te falta control, aún no puedes dominarlo -contesto sinceramente- También te falta mas resistencia.

-Ya veo...

-Pero lo hiciste bien, ahora puedes ver las balas de hierro casi por completo -alabó el mayor- El entrenamiento da sus frutos. Sigue así.

-¿Puedo intentar los kunai?

-Si te sientes lista, podemos hacerlo -Sarada asintió- Indra, descansa ese ojo

-Sí, sí... Lo sé -sonrió caminando detrás de él para sentarse en una roca- ¡Ánimo, Sarada!

-¡Estoy lista!

Sarada había aprendido rápidamente lo básico para manejar el sharingan de un aspa, Indra estaba algo celosa del talento que tenía su prima, a ella le había costado bastante al inicio, especialmente porque su ojo aún se sentía reseco después de un rato y aunque ahora estaba bien, se había retrasado mucho.
La mayor de las Uchiha estaba completamente agradecida con su tío, quien estando tan ocupado con los encargos del Hokage, se había hecho un espacio para entrenar con ella, aún cuando había podido rechazarla, él terminó accediendo más rápido de lo que Indra esperaba.
Ambas niñas continuaron entrenando por unas horas más, logrando un buen avance a los ojos de Sasuke; Indra había pulido sus movimientos y finalmente había pasado dos rondas sin recibir rasguño alguno y con una gran resistencia al mantener el Sharingan, y Sarada por su lado, había salido con un solo rasguño en el brazo. Para la hora del almuerzo los tres se sentaron en una roca para descansar.

-¿Cómo tienes el ojo, Indra?

-Estoy bien, perfectamente. -asintió orgullosa de si misma- Ya no siento resequedad o picazón

-Fue una suerte que mamá lograra salvar tu ojo, dijo que el daño había sido grave -murmuró Sarada- No vayas a presionarte mucho, se perfectamente como eres

-Tranquila, estoy perfectamente -apretó el puño en el aire- Aprenderé a controlar este condenado Sharingan

-Por cierto, fui a la biblioteca el otro día -murmuró la de lentes mirando a su padre- Y descubrí que el tuyo se llama Mangekyō Sharingan. También lo tienes tú, ¿cierto, Indra?

-Oh sí...

-Leí que muy pocos lo tenían, aunque no decía mucho -juntó sus manos en su regazo sonriendo levemente- ¿Podré conseguirlo yo también?

PAUSADA - Boruto Next GenerationsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora