《Mientras existan los ninja, jamás existirá la verdadera paz》
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AVISO: Los personajes de Naruto no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto; con excepción de los personajes que yo agregaré a la historia.
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Regresaba de la guarida de Orochimaru donde había estado quedándome en mis últimos minutos de embarazo; el cual no fue problemático, incluso me atrevería a decir que este bebé había resultado ser más tranquilo que Daisuke. Suigetsu se había ofrecido a llevarme hasta Konoha en silla de ruedas, a nuestro lado Sakura y su bebé.
-Sasuke se fue, ¿no?
-Sí...-contestó Sakura desanimada-Tenía que terminar su misión...
-Era esperar mucho que decidiera quedarse, él no es así...
-Fue sólo un pretexto para quitarse de encima a esta plasta y su hija-los interrumpí con sequedad
Nadie dijo más tras mis frías palabras; la pelirosa optó por bajar la mirada, mientras Suigetsu apresuró el paso dejándola atrás. Observé a la pequeña bebé que traía en brazos, una pequeña con tan sólo dos días de vida; era preciosa. Mis ojos se llenaron de lágrimas e inmediatamente solté a llorar, llamando la atención de mis acompañantes.
-Ya estamos llegando...-susurro el varón-Espera un poco más...
-Suigetsu y... tú-dije refiriéndome a la pelirosa-Ni una palabra de lo que ocurrió, a nadie.
-¿Qué? Pero Itachi...
-La pérdida es mía-lo corté-Lo último que quiero es crear lástima en mi esposo para que me haga caso...
-Senpai...
-Cállate-gruñi observándola-Te dije que no volvieras a hablarme, de ser posible finge que mi familia está muerta...
-Sarada... necesita crecer con sus primos... conocerlos...
-Sus necesidades no son mi problema-escupí-Pero no te equivoques, no castigare a Sarada por lo estúpida que es su madre
-Senpai...
-Apenas crucemos la entrada de la aldea, mi familia desaparece para ti, ¿ok?-la miré con odio-Sarada y Sasuke son mi familia, tu no
-Entiendo...
Cuando llegamos, la pelirosa tomo un camino distinto para llegar a su casa, puesto que vivíamos al lado de la otra, supuse que quería espacio para llorar <<Espero que te ahogues en lágrimas y mueras>>. Llegamos a mi casa donde mi hijo y mi esposo me recibieron sonrientes, no pude hacer lo mismo, simplemente rechace el abrazo de mi hijo, corrí la mirada de mi esposo y entregué a la bebé a su padre para luego caminar directo a mi habitación sin mirar atrás ni agradecer. Apenas la puerta de mi habitación se cerró detrás de mí, caí al suelo soltando un gemido de dolor, llorando me arrastre hasta la cama para acurrucarme. Esa noche soñé con mis gemelos, mis dos lindos azabaches con aquellos ojitos dulces.
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Abrí los ojos con las lágrimas ya en mis mejillas, la puerta continuaba cerrada y estaba sola en la cama, el reloj marcaba las 3:30 am por lo que supuse que Itachi había decidido vigilar a nuestra bebé y evitar muerte de cuna o algo peor.
