XXV

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Ustedes no son de la Tierra

Mi cuerpo se heló, y creo que el de todos. Esto debe ser una broma. No hay manera, que yo no sea de aquí, este señor o se ha vuelto loco por tanto dinero o quiere ganar dinero al inventarse eso.

No tenía ni la menor idea qué hacer. Todos nos quedamos callados. Miré a Andrew, y de cierta manera, supe que debía pasar ahora.

- Ay no, recién se han enterado, les dije a sus padres que les avisaran, seguro que no estaban listos, no importa debemos irnos, ahora -dijo resaltando la última palabra

En silencio nos subimos al carro, y era el momento indicado para una lluvia de preguntas.

- ¿Nos va a decir que sucede? -pregunté

- Todo lo que quieran saber les responderé luego, nos pueden escuchar, y no pregunten quienes, estoy recibiendo una alerta justo ahora -respondió- solo les diré, que tenemos un ejército completo a nuestro alrededor, se podría decir que es invisible, pero no para nosotros -concluyó

Miré a Andrew, y me hizo un gesto de que Mr. Brown estaba loco. Pero no creo que sea cierto, intenté mirar por la ventana, pero seguía sin ver absolutamente nada. Lo único que estoy segura, es que debo prepararme para cualquier sorpresa.

Nos dirigimos fuera de la carretera, en dirección contraria por donde venimos. Miré como la cabaña se hacia más pequeña cada vez. Hasta que la dejé de ver y sentí unos nervios.

Su carro era muy elegante por afuera, pero era más grande desde adentro, eso puede ser parte de sus poderes o la tecnología que tiene este millonario. Estábamos sentados en una fila de asientos, como si fuera una limosina. Tenía compartimientos con snacks y nos ofreció porque el camino sería largo.

Por alguna extraña razón a todos se nos apeteció comer, pero cuando ya estaba terminando de comer un pastelito de naranja, sentí una fuerza que me obligaba a dormir, me estaba desmayando.

No te pases, este señor nos ha raptado y ya nos envenenó -pensé

- Lo siento Alice, pero necesito que descansen y no vean el resto del camino -dijo Mr. Brown antes que mis ojos se cerraran por completo

La Verdad del Bosque | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora