XI

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Peter me pidió que me alejara y sacó una aguja con tranquilizante de su mochila y se acercó lentamente, para que no lo atacara.

Para su mala suerte, Andrew lo vio.

Estaba a segundos de decir algo, cuando le inyectó la aguja, él cerró los ojos dejando caer su cuerpo.

El tranquilizante funcionó.

Peter lo cargó hasta el auto, ese día fue demasiado. Peter manejó esta vez, sé que debí practicar manejar cuando mi madre me lo propuso, pero no pensé que sería necesario. Espero no perder a Peter también, él es el único que me queda.

- Quédate aquí ya vuelvo -me dijo Peter y me dejó dentro del auto

--Narra Peter-----

Sabía perfectamente que una persona no puede tener solamente un arma, así que entré a la tienda nuevamente y me dirigí al cuarto detrás del mostrador, supongo que ahí guardaba sus cosas la vendedora.

Y tal como lo dije, rebusqué y encontré entre unos cajones, unas seis pistolas, las coloqué en mi maleta y seguí buscando. Me coloqué un abrigo que tenía un bolsillo para armas, no creo que a la difunta vendedora le haga falta. Tengo que apurarme. Encontré un compartimiento con un montón de cuchillos, agarré algunos. Tomé un poco de comida y me fui.

Salí de la tienda, mi mirada se detuvo, vi una silueta de un hombre, a lo lejos. Será mejor que nos vayamos. Fui lo más rápido que pude, está vez decidí no avisarle a Alice lo que vi, no quiero estresarla más, me encanta cuidarla, la siento como una hermana menor.

--Vuelve a narrar Alice-----

Me pregunto que habrá hecho Peter, no creo que sea importante, sino me hubiera avisado.

En todo momento sostuve mi brazo contra mi estómago. Cómo dolía ese disparo, la venda ya estaba toda empapada de sangre.

Y ahora debíamos pasar una noche más en la cabaña para recuperarnos. Llegamos y todo estaba "intacto". Revisamos nuevamente la cabaña, y extrañamente, la Srta. Catherine estaba en su habitación con llave.

- Srta. Catherine, ¿se encuentra bien? -dije tocando la puerta

Se abrió la puerta y ahí estaba, parecía aturdida, como si se hubiese desmayado, inmediatamente miró a mi muñeca llena de sangre y reaccionó:

- Alice, ¡¿Qué te sucedió?! -dijo alarmada

- Me dispararon -respondí con un gesto de dolor- ¿a usted que le pasó?

- Bueno... cuando te atraparon, alguien me dijo que descanse, que todo iba a estar bien y eso hice, en realidad, mi cuerpo me obligó -dijo confundida sobando su cabeza.

- Seguro fue la voz... -susurré

- Ahora se encuentra bien ¿no es así? -preguntó Peter.

- Sí, curemos esa herida lo antes posible y luego me explican con más detalles -dijo la maestra.




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Gracias por leer <3

La Verdad del Bosque | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora