─ᴅᴇsᴀᴘᴀʀᴇᴄᴇʀ

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Mi padre me había ido a buscar en la patrulla y me miraba de vez en cuando mientras manejaba de camino a casa.

Me derrumbé sobre el asiento y me dejé dominar por la debilidad que había controlado en la habitación de Jacob. Había sido peor de lo que pensaba y tan fuerte que me tomó por sorpresa. Ni siquiera me importaba que Charlie me viera en ese estado, ya no seguía soportando el dolor.

—¿Quieres contarme qué ha pasado? —preguntó mi padre cauteloso.

—Nada, papá. He... tenido que hablar con Jacob sobre... algunas cosas un poco difíciles.

Él captó enseguida.

—¿Estás bien? —habló angustiado.

—Sí.

Su ansiedad se calmó.

Llegamos a la casa y no dudé en ir hasta mi habitación. Charlie no lo prohibió. Se daba cuenta de cómo subía el nivel de las aguas. Nada le asustaba más que las lágrimas.

Hice todo el camino a ciegas y dando tumbos. Una vez en el interior de la habitación, caí sobre la cama agotada y los sollozos se liberaron de nuevo.

Ese día, que se había hecho el más largo de mi vida, no hacía más que estirarse y volverse a estirar y me preguntaba si alguna vez se acabaría.

La noche, impecable, se me hizo larguísima también.

Los estallidos emocionales aterraban a mi padre. El pánico le mantuvo alejado de la habitación y le coartó su deseo de ver cómo estaba, aunque no me quedé quieta y él, probablemente, no durmió mucho más que yo.

De una manera insoportable, esa noche vi con total claridad las cosas en perspectiva. Pude darme cuenta de todos los errores que había cometido. Desde el descontrol de mis inseguridades y mis palabras hirientes, hasta lo bajo que había caído perdonando cada vez a Jacob.

Necesité más lágrimas y más tiempo del que pensaba para purgar esta ruptura. A pesar de todo, sucedió que al final estaba lo suficientemente exhausta como para quedarme dormida.

La mañana trajo con ella, si no una visión más alegre, al menos un cierto control, y un poco de resignación. De forma instintiva comprendí que esta nueva desgarradura en mi corazón me dolería siempre, convirtiéndose ahora en parte de mí misma.

Bajé las escaleras con una idea clara, al menos, eso creía.

Mi padre desayunaba leyendo el periódico, pero cuando me vio supo que me traía algo entre manos.

Me senté frente a él y suspiré nerviosa. Mis párpados aún estaban pesados, pero era mejor hacerlo cuánto antes. Quitar la venda de un rápido tirón.

—Te irás, ¿cierto?

Miré a mi padre.

—Odio que me conozcas tanto —murmuré.

Charlie movió su silla hasta mi lado y me atrapó en sus brazos. Pocas eran las ocasiones en las que nos demostrábamos ese tipo de afecto por lo que lo disfruté al máximo.

𝐎𝐍𝐋𝐘 𝐇𝐈𝐌² | jacob blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora