IX. Poíisi tis thálassas

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Capítulo Nueve
Poesía del mar
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Sus hermosos ojos zafiros se perdían con yaciente curiosidad en cada efímera palabra escrita en el libro que reposaba entre sus manos, desplazándose con sutileza su vista entre líneas del párrafo

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Sus hermosos ojos zafiros se perdían con yaciente curiosidad en cada efímera palabra escrita en el libro que reposaba entre sus manos, desplazándose con sutileza su vista entre líneas del párrafo.

Tan risueña y encantadora, tal cual, como una niña al encontrar su mundo fantástico.

El aire fresco de la Push chocaba contra su rosado rostro haciendo estragos en su larga cabellera café tinto, a la vez que la escurridiza arena húmeda se colaba a través de los dedos de sus pies.

Sí, el pirata con una bufanda hubiera tenido una mente más poética, habría pensado que los ojos de ella eran como mil esmeraldas, brillando en un cofre del tesoro pirata lejanorecitó con voz dulce y melodiosa.

El vaivén de un pequeño oleaje no se hizo esperar, casi arropadole más arriba de los tobillos. Ella percibió aquella sensación de calidez creciente en su pecho con cada toque de su precioso mar, recibiéndole con amor.

Pero no lo era, así que solo pensó que ella tenía ojos realmente verdes, un poco como las algasculminó la castaña en un tono bajo cada oración.

AquaMarine de un suave movimiento de su mano izquierda, la extendió hasta sumergirla en el agua cristalina y fría de la playa, mientras que cerraba los ojos para perderse en su marea de sentimientos.

—El pirata fue poeta a su manera así lo veo yo—dijo la castaña, a la vez que colocaba el libro en su regazo.

Tal vez ella no entendía lo ¿Qué es un pirata?, Aunque era la segunda vez que escuchaba esa palabra.

—¿Tú qué crees, padre?—interrogó Aqua curiosa.

Sí el mar fuera una persona se hubiera regocijado de la felicidad, pero en cambio le arrullo con su presencia, sólo para ella, su pequeño tesoro la única que entendería su lenguaje.

Un largo suspiró abandonó los labios de la castaña enternecida ante la situación, desde que Emily le había regaló aquél libro de "poesía" no hay día que ella no viniera a la playa a leerlo a la orilla de su padre.

Porque sí, eso era realmente el mar para AquaMarine.

Es bello contemplar el mar desde el cielo, pero aún lo es más acariciar tu boca con un besohabló una voz repentina justo detrás de ella.

AquaMarine abrió sus párpados al reconocer de quien era ese léxico, por lo cual ella giró su cabeza a un costado para poder observar al individuo que había llegado, mientras que se le quedó mirando con extrañeza.

¿Desde cuándo a Jacob le gustaba la poesía?

—Déjame decirte que no eres la única que sabe de poesía—se excusó el Black, para sentarse al lado de la chica.

𝐃𝐚𝐮𝐠𝐡𝐭𝐞𝐫 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐬𝐞𝐚 ― 𝓙𝓪𝓬𝓸𝓫 𝓑𝓵𝓪𝓬𝓴Where stories live. Discover now