Historia 3: Compañera de Trabajo

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No era la más laboriosa, pero es inteligente y tiene sus buenos apuntes, trabajar con ella era divertido.

Llegó a la empresa para ocupar un puesto menor, pero poco a poco se fue ganando la confianza del jefe mayor, o eso decía. Empezó a actuar  un poco raro, pero yo no quería ver eso, no me afectaba tampoco. Me parecía divertido que las  otras mujeres hablaran mal de ella, que señalaran que era una especie de arribista, que decía mentiras. Pero, insisto, como no me afectaba porque mi trato con ella se limitaba a una tarea en particular y ella se portaba muy bien conmigo, entonces no atendía a esos comentarios.

Por supuesto que la favorecía en los temas laborales y era más condescendiente con sus necesidades.

Comenzamos hablando de cualquier cosa, de la vida, hasta que fuimos entrando en terrenos más íntimos. Me parecía linda, aunque no era elegante, y me reía mucho con ella.

Tenía una novia desde hacía siete años y yo no quería dar el paso para casarme. Estaba bien así. Mi novia parecía estar de acuerdo, aunque de vez en cuando mencionaba el tema del matrimonio.

Después de tantos años de noviazgo uno pasa a ser más amigo de la pareja, que novio. Se comparten más cosas y hay un vínculo, pero hay que esforzarse para que las cosas funcionen y en ocasiones, por mucho esfuerzo que uno haga, no salen bien las cosas.

Hay días buenos y malos. Y con mi colega siempre era divertido. Sin embargo, tengo que decir que no pensaba que fuera a pasar más de unas conversaciones calientes y unos coqueteos inocentes. Sabía que podía ser problemático.

Cierto día llegó llorando a la oficina. Me dijo que había tenido un problema con su novio, que la había dejado fuera del apartamento, pero que ahora él se había ido y que ella necesitaba ayuda para sacar sus cosas.

Así seguimos unos meses, hasta que ella empezó a llamar a la casa de mi mamá, diciendo que era mi nueva novia, que se fuera acostumbrando. Cuando mi mamá me contó eso, no lo podía creer. De repente me se vino el mundo encima.

Tuve que pedirle a mi mamá que no dijera nada y "hacerme el loco" en adelante.

Varias veces pasaba por mi escritorio y me preguntaba por qué estaba tan distante, que qué me pasaba. Le dije que todo estaba bien, que tenía un problema y estaba concentrado en eso.

Para mi fortuna, se fue de la empresa, pero quedé curado. Con compañeras de oficina ¡jamás!

Historias de DesamoresWhere stories live. Discover now