Después de la muerte de su madre, y de que su padre los llevará a ella y su hermano pequeño a vivir en casa de la abuela para esfumarse de sus vidas, Akilah vive circunstancias sobrenaturales poco creíbles para el resto de las personas.
Deberá enfr...
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—¡¿ESTÁS LOCO, O QUÉ TE PASA, LATEEF?! —grita una chica de estatura media, pelirroja, con hermosos ojos azules como el océano.
—Pero Darya, es Kila —me señala—. No hay de qué preocuparse.
—¡¿No hay de qué preocuparse?! —dice el chico parado a mi lado, el cual fue presentado por Lateef como Nuriel—. Sabes que no puedes volver a traer a alguien, Lateef, te lo dijimos un montón de veces.
—Sí, lo sé, lo sé. Es que las encontré discutiendo con Isaura en el bosq…
—¡A MÍ NO ME METAS, FUE TU IDEA TRAERLAS! —lo interrumpe Isaura.
—¡Pero no me impediste que las trajea! —le responde él.
Doy unos pasos atrás hasta acercarme a Helena, que está parada muy cerca de la puerta por si la discusión que se lleva a cabo entre las seis personas sube de nivel.
—¿Y ahora qué hacemos? —susurra.
—No lo sé. —Paseo mi mirada por cada una de las figuras. Cuatro hombres y dos mujeres, todos muy atractivos—. Tendríamos que estar en el instituto hace una hora y media.
—¿En verdad llevas la cuenta? —Me mira y frunce el ceño.
—Desde que salimos de tu casa —admito.
—¡Se van! —grita Darya—. ¡Ahora! No pueden quedarse. ¡Ni siquiera deberían de haber venido!
—Yo me en cargo de ellas, son inofensivas y…
—Eso mismo dijiste la última vez y no salió nada bien —habla por primera vez Wolf.
—¿Por qué siempre que hago algo sacan ese tema? ¡Perdón! Lo siento, ¿sí? No sé cuantas veces tengo que disculparme —habla Lateef, enojado—. Ustedes también cometieron errores en el pasado, y errores graves. Y sin embargo no se los echo en cara cada vez que hacen algo mal.
Un silencio incómodo se apodera de la habitación.
—No son peligrosas —opina Wolf—. Bueno, Kila no lo es. A la rubia no la conozco, pero no parece peligrosa.
—No le dirán a nadie —habla Lateef.
Los seis se giran hacia nosotras. Nuriel nos pregunta:
—¿Guardarán el secreto? —Nosotras solo movimos un poco la cabeza en forma afirmativa.
—Bien, de lo contrario tendríamos que sacrificarlas —comenta Isaura pasando por el lado nuestro para abrir la puerta y salir de la cabaña.
