Capítulo 26

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Miro cruzada de brazos a Helena, que toma algo preparado por Wolf para el dolor de cabeza, del otro lado de la habitación

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Miro cruzada de brazos a Helena, que toma algo preparado por Wolf para el dolor de cabeza, del otro lado de la habitación.

Tu llegada lo condenó, irán a por él”

Esa frase quedó dando vueltas en mi cabeza. Más de lo que me gustaría.

—Estás muy tensa. —Se acerca Lateef.

Asiento dos veces, sin apartar la mirada de mi amiga que frunce el ceño al ver que no aparto la mirada de ella.

—Estás pensando en lo que dijo —afirma.

—Me dejó muy preocupada.

—¿A quién crees que se refería?

—¿A quién piensas tú? —Lo miro.

—Creo que eso ya lo sabes. —Hace una mueca—. Tendríamos que ir a revisar que todo esté en orden, ¿no lo crees?

Asiento una vez y vuelvo la vista a mi amiga, mientras siento como Lateef  jala con delicadeza de mi brazo. Salimos de la cabaña, rumbo a la del ser de tierra.

—Vamos, pasa. —Abre la puerta de su hogar—, tenemos que buscar un par de cosas y nos vamos.

—¿Qué cosas?

Me mira con expresión obvia.

—Armas, algo con qué defendernos en caso de peligro —suelta una carcajada—. No quiero terminar nuevamente con una espada atravesando mi estómago.

—Sí, tienes razón. 

—Lo sé, siempre la tengo. —Camina hasta un armario, abre la puerta y pone los brazos en jarra—. ¿Qué sabes usar? Tengo un sable que le robé a Wolf, unas navajas gemelas que le saqué a Nuriel, no combinaban con él, se ven mejor cuando yo las uso… ¡¡Oh, tengo un abanico de guerra!! Es de Isaura, pero no le digas que yo lo tengo. También hay un hacha doble filo, dagas, un arco, un estilete y una ballesta entre otras cosas —vacila—, todo de Isaura.

—¿Por qué tienes las armas de los demás?

Me lanza una mirada obvia.

—Tengo que ir renovando mi armario. Bien, ¿cuál vas a llevar?

Miro detalladamente todas las armas colocadas en orden dentro del armario, tratando de elegir. Aún tengo la daga que aquella extraña me obsequió en el bosque, va conmigo a todos lados.

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