Capítulo 20

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El sol entra por la ventana haciéndome despertar

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El sol entra por la ventana haciéndome despertar. Me pongo de pie y me acerco a mirar a través de ella, puedo ver los árboles con los que entrenaba ayer, noto unos que no había visto antes: frutales.

Frutales que rodean una pequeña huerta. Ver eso solo me confirma que Levi se sustenta con sus propios alimentos, los que cosecha y los que caza.

Me doy vuelta y salgo de la habitación, hace mucho tiempo que no me levantaba tan contenta. Llego a la cocina, desde el punto en el que estoy parada puedo ver fácilmente como Levi duerme en el suelo entre cobijas y cojines, al lado de la chimenea.

Con cuidado de no hacer ruido, me pongo a hacer el desayuno. Trato de copiar todo los pasos que hace Levi todas las mañanas mientras lo preparo, tengo la intención de hacer lo mismo que hace él.

Los minutos se me pasan rápido, de reojo veo como el muchacho se despierta y se pone de pie.

—¿Qué es ese olor? —pregunta adormilado.

—El desayuno —respondo aún de espalda—. Toma asiento que ahora lo sirvo.

Lo miro sobre mi hombro y sonrío. 

—Como usted ordene, señorita —dice divertido antes de sentarse.

Llevo las dos tazas con leche caliente hasta la mesa y dejo una delante de él y la otra en el lugar que me corresponde. Vuelvo por las tostadas, si es que así se les puede decir a las cosas quemadas que llevo. La intención es lo que cuenta ¿no?

Tomo asiento y lo animo a probar lo que preparé, Levi lleva la taza hasta sus labios y da un pequeño sorbo. Como el buen chico educado que es, trata de ocultar lo mejor que puede su mueca de desagrado.

—Está muy bueno, gracias. —Sonríe, mientras estira una mano y toma una tostada.

Sorbo el mío y yo, a comparación de él, no me molesto en ocultar mi mueca de asco. ¡Esto está horrible!

—Esto está asqueroso —me quejo—. Perdón, es que la que prepara todo esto en mi casa es la abuela.

—Tranquila, está delicioso —miente descaradamente en mi cara mientras muerde una quemada tostada.

—No mientas. —Río—. Levi, ¿cómo crees que estarán los caminos hoy?

—Ha pasado poco tiempo desde que la lluvia cesó, y el sol no está tan fuerte para que los caminos se sequen —piensa mientras sigue masticando—. Podemos intentarlo pero tardaríamos el triple de tiempo y ni hablar del desgaste físico que llevará.

—Oh.

Es lo único que sale de mi boca. Giro mi rostro y miro por la ventana el exterior.

—Levi, me agrada tu cabaña, pero estoy algo cansada de estar aquí dentro. —Hago una señal en el aire con mis manos apuntando las paredes.

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