capítulo diecinueve.

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Sentado frente a su padre, el castaño se mordía la lengua mientras pensaba en cómo le haría está pregunta que tanto quería hacerle a su líder.

Juntando sus manitas, el pequeño hizo un carraspeo con su garganta, llamando así, la atención del alfa frente a él.

- ¿Que te ocurre, James? - preguntó con una suave voz, que solo utilizaba cuando se trataba de su hijo.

- padre.. ¿Cómo sabes cuándo encuentras a tu destinado? - cuestionó arrugando su entrecejo.

- ¿Te haz enamorado, James? - preguntó con una sonrisa el mayor.

- no, pero ¿Como sabré cuando lo este? ¿Cómo saber quién es mí destinado correcto? ¿Tu cómo te sentiste cuando conociste a madre?

- bueno, hijo. Eso, eso lo sientes aquí - señaló su pecho. - tu lobo muere por tenerlo a salvo siempre, tu corazón late de una manera que nunca habías sentido antes. Sientes que quieres tener a ese maravilloso ser a tu lado para siempre. Es el lazo el que te hace sentir aquello. Están conectados. Muchas veces, ni siquiera llegas a marcarlo para sentir lo que la otra persona siente. Tu alma ya lo sabe.

- pero padre... ¿Y si tú destinado no es una buena persona para ti o para tu manada?

El mayor hizo una mueca, su hijo era muy inseguro, bueno, el lo había criado de una manera en la que no permita poner toda su confianza en nadie que no sea digno de ella.

- bueno, muchas veces pasa que sus caminos fueron distintos a los de los demás. Puede que su crianza no haya sido la mejor, o que estaban con las personas equivocadas. Pero si es tu destinado, hijo. Cambiarán todo para estar juntos como se ha predicho.

- ¿Padre? - volvió a llamar.

- ¿Si, cachorro?

- ¿Y si no es una Omega hembra? ¿Y si es un varón del que me enamoro? - preguntó tragando saliva.

- bueno, James. No importa el sexo de esa persona. Mientras tú sientas que eso es lo correcto, que tú lobo sienta que está bien, entonces no debe importarte nada más.

- ¿Piensas que tardaré mucho en encontrar a mí Omega?

- cachorro, tu Omega llegará cuando menos lo esperes y te hará sentir lo que nadie con solo mirar su rostro y ahí te darás cuenta de que es al que siempre haz esperado.

Liam estaba sentado a un lado de su omega, mirándolo dormir ahora más calmado.

Hace apenas unas tres horas antes, el moreno había recibido una transfusión de su sangre y media hora después, su estado había mejorado más rápido de lo pensado.

Aunque aún no despertaba, el castaño tenía la tranquilidad de que ya no correría peligro.

Al mirar detalladamente su sereno rostro, la conversación que había tenido con su padre cuando aún era un cachorro, había llegado a su mente.

Él había dejado de creer en eso de su destinado, de que llegaría su compañero al que su alma se entrelazaria por la eternidad.

Pero ahora, viendo cada faccion, sus preciosas pestañas arqueadas, sus pómulos perfectamente hechos, sus labios ahora nuevamente rosados, su perfecta nariz, todo en el pequeño Omega. Justo en este momento se daba cuenta de cuan sabías fueron las palabras de su padre.

"
tu Omega llegará cuando menos lo esperes y te hará sentir lo que nadie con solo mirar su rostro y ahí te darás cuenta de que es al que siempre haz esperado."

I'm yours, Alfa. (Ziam) Where stories live. Discover now