capítulo siete.

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El Omega era un manojo de nervios mientras curaba sus heridas, las lágrimas bajaban solas por sus ojitos y no podía evitar que su cuerpo temblara.

No sabe que clase de animal pudo haberle hecho una cosa asi, bueno, sabía lo que los Alfas éramos capaces de hacer durante el celo, no razonabamos, eramos cegados por los instintos.
Pero este pequeño y frágil Omega no tenía solo los golpes recientes, no, sus brazos, sufrían de algunas cicatrices, su espalda tenía marcas, como si hubiese sido golpeado con un látigo o algo parecido, ni hablar de sus piernas, sentí una opresión en el pecho, mí lobo comenzó a gruñir furiosamente, un instinto protector renació dentro de mí ser, no iba a permitir que nadie vuelva a poner una sola sucia mano en mi omega, otra vez, sino quería terminar muerto despedazado, eso estaba más que claro.

- estarás mejor en la mañana, estas cremas son especiales, regeneraran tu piel en menos de lo que puedas creer. - le hice saber mientras le ponía delicadamente una de mis camisas.

- g-gracias, Alfa. - susurro mientras miraba el suelo.

- ven, vamos a la cama.

Le tome la mano y lo saqué del baño, volviendo al cuarto, al estar frente a la cama, abrí el edredón y corri las sábanas.

- acuéstate, te traeré algún sedante para que no sientas el dolor ¿Bien?

- no, estoy mejor, de verdad.

- Javadd... Si así es como te llamas, no te he preguntado eso, te he dicho que te traeré un sedante.

- pero...

- no hay peros, Omega.

Bajó la cabeza en sumisión y asintió, para luego subirse a la cama y acostarse con cuidado, hizo una mueca de dolor al apoyar la cabeza contra la almohada y luego soltó un suspiro.

- ya regreso.

Salí de la habitación para bajar en busca de algún medicamento para el pequeño, entre los pasillos cruce por la habitación en la que mí madre se encontraba, un quejido se oyó por lo que rápidamente me adentre a su cuarto, mamá estaba de espaldas a la puerta y se retorcía, rodee la cama y me arrodille frente a ella, toque su frente y pude notar que su piel ardia, tenía fiebre.

- ¿Madre?

Ella abrió sus hermosos ojos azules que ahora estaban rojizos y pequeñas lágrimas se escurrían de ellos.

- mí Leeyum.. mamá no se encuentra bien..

- ¿Que puedo hacer por ti, madre? Dime.

- hijo... No queda mucho tiempo ¿Sabes? - trato de sonreír pero otra mueca de dolor se quedó en su hermoso rostro.

- madre, no digas eso. Te pondrás bien, eres fuerte.

- bebé, no puedo seguir asi, ya no, tu padre lo sabe, yo lo sé, cada vez empeoró más, amor.

- ¿De que estás hablando? - una punzada se clavó en mí pecho.

- amor.. no es sólo una intoxicación lo que tengo..

- madre...

- espera.. - lentamente se incorporó en su lugar y se acercó a mí, oliendome - ¿Que es ese olor, amor?

- ¿Que olor?

- hueles a Omega, pero no reconozco ese olor, no es de aquí - volvió a olerme - ¿Con quién haz estado, Huh?

- es un Omega que ha traspasado nuestro territorio, madre.

- ¿Que harás con el?

- yo.. bueno, por ahora lo dejare vivir.

I'm yours, Alfa. (Ziam) Where stories live. Discover now