Capítulo 27- Solo un minuto más...

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Abro los ojos para darme cuenta de que una luz resplandeciente aparece frente de mí. Era una lámpara. Frunzo mi ceño y rasco mis ojos esta vez, para poder ver más claramente. Mi mirada daba al techo de la habitación. Entonces, me levanto rápidamente, sentándome en el suelo. Afrente de mi cuerpo se encuentra el de Rogers, muerto. Una bala había golpeado su cráneo, causándole la muerte instantánea.

Me quedo boquiabierta mientras miro fijamente el cuerpo, y a Thomas quien se mantenía en posición de ataque.

—Le dije que no iba a dudar en reventarle la cabeza —comentó.

Yo lo miro sin decir algo al respecto. Vuelvo a analizar el cuerpo de Rogers para darme cuenta de que el número de orificios de balas que tenía en su cuerpo se había sumado a dos. Uno en su cráneo y otro en su pecho. Acerco mi mano a este último, sabiendo recordando cuál fue el origen de esa bala.

—Tranquila, no lo mataste tú. La bala en el cráneo le provoco la muerte instantánea —habló otra voz que provenía de los pasillos, donde se encontraba Thomas.

—¿Pamela? ¿Te encuentras mejor?

—Sí. Digamos que por ahí alguien fue a darme ayuda una vez que te dejo aquí —volteó a ver a Thomas.

—¿Así que fuiste a auxiliar a Pamela cuando me dejaste aquí? —me dirigí a Thomas riendo.

—Algo así. Mejor vámonos ya. Las tropas ya venían en camino cuando yo subí.

—Te olvidas de alguien — comenté.

—No, no me olvido de alguien. Ya todos estamos aquí.

—Vamos, Thomas. No es tiempo para bromas. Sabes a quién me refiero —sonrió—, Maiden.

Él guarda silencio y lanza una mirada a Pamela quien ahora se encontraba con su mirada gacha. Mi semblante cambia de inmediato al entender que era lo que esa expresión significaba. Sin decir una palabra, Pamela voltea verme para luego con sus labios apretados negar con su cabeza.

—Thomas vio como unos guardias le dispararon. Murió, Elizabeth.

—No es cierto. Ya me dijeron eso una vez. Y luego me entere de que seguía vivo, no puedo creerte sin ver su cuerpo.

—Sube. Luego él te explicara todo.

—¿Cómo es que tú sabes tanto, Pamela?

—Es una larga historia. Primero necesito que subas aquellas escaleras. Te guiarán hacia aquí —señaló hacia el lado izquierdo de la habitación donde se encontraba una escalera de metal.

Redimiéndome, hice lo que me pidió y a paso apresurado llegue hasta donde ellos estaban.

—Estaba viniendo hacia aquí cuando me lo encontré por los pasillos. No logre contactarme con él, pues este estaba discutiendo con unos guardias. No sé cuál fue el motivo, pero de pronto todos estos comenzaron a pelar con él y acabaron disparándole al mismo tiempo. Su cuerpo cayó, y un charco de sangre se formó alrededor de él... —informó Thomas de inmediato—, no te estoy mintiendo. Vi su cuerpo. No puedo darte más detalles, no tenemos mucho tiempo hasta que el lugar explote.

—¿Explote?

—Sí. Ya se encuentran bombas por todos lados. Solo es cuestión de minutos que estas revienten.

—¿Por qué pondrían bombas?

—No quiero a un grupo de orangutanes persiguiéndome luego ¿sabes? Mejor, dejemos de hablar y muevan el paso.

Unos sonidos en la puerta comienzan a retumbar por toda la habitación. Yo me quedo perpleja, mientras veía como con un tipo de fierro iban abriendo la puerta poco a poco, Pamela me empuja a un lado mientras veo como la puerta finalmente es abierta haciendo que miles de puntos rojos aparezcan en la pared frente de esta. Era todo un grupo de soldados, los cuales, se encontraron boquiabiertos al descubrir el cuerpo inerte de su jefe frente de sus narices.

ElizabethWhere stories live. Discover now