Capítulo 16- El último deseo de una madre

59 8 15
                                    

Abrí mis ojos para darme cuenta de que las sabanas de mi habitación se encontraban sobre mi cuerpo. Confundida rasqué mis ojos y miré hacia la cama de Sara, en donde ella se encontraba recostada sobre uno de su póster de anime —el cual estaba colgado en la pared—, mirándome con una sonrisa picara.

—¿Qué fue lo que paso anoche chica? —preguntó con su acento cubano.

—¿De qué hablas?

Su inmensa sonrisa aumentó de tamaño al ver la confusión de mi rostro.

—A mí no me engañas. Anoche estuve hasta tarde entrenando. Cuando llegué los encontré dormidos aquí. Así que dime, ¿Qué fue lo que paso?

—¿Nos encontras...?

Interrumpiéndome con la palma de su mano, señalo hacia el millón, donde se encontraba Thomas dormido.

Voltee mi cara hacia Sara y abrí mi boca a punto de echar un grito, pero esta abrió sus ojos como platos para evitar que lo haga.

—¿Cómo carajo...? —susurré.

—Eso es exactamente lo que me pregunto —respondió.

—Te lo juro que no me acuerdo de nada, solo recuerdo la sensación de algo cálido sobre mi cuerpo. Igual es imposible.

—¡Algo cálido sobre tu cuerpo! —se sobresaltó.

—¡Cállate! ¡Se va a levantar! Además, no me gusta hablar de estos temas.

—Algún día tendrás que volverte a enamorar ¿sabes?

—No hoy.

Me levanté de la cama para luego dirigirme a buscar mi ropa. Necesitaba darme un baño, especialmente porque hoy iba a ir a buscar a Pamela, digamos que este era nuestro día de horario para encontrarnos y charlar un rato.

Abrí la puerta del baño y giré la perilla de la ducha. Ciertamente estaba segura de que no había pasado nada anoche, pero me parecía raro de que Thomas se haya quedado en mi habitación por tanto tiempo, me imagino que el sueño le ganó y terminó durmiéndose en mi sillón. Al fin y al cabo no puedo culparlo, fue un gesto muy bonito lo de ayer, lo ultimo que puedo hacer por él es dejarlo dormir.

Terminé de vestirme, el reloj marcaba las 10 am, tenía que aprovechar la mañana. Hace varias semanas no me había topado con Pamela, tenía mucho que contarle.

Al abrir la puerta me encontré a Thomas despierto mirándome fijamente con una sonrisa en su rostro.

—¿En serio pensaron que había pasado algo anoche?

Abrí los ojos como platos y voltee a ver a Sara quien levanto sus hombros en señal de que ella no le había dicho algo.

—No paso nada. Solo te traje hasta aquí, eso es todo —confirmó.

—Sí, lo sé —confesé.

—¿Podemos hablar afuera?

—Sí, claro

Sara frunció su ceño mientras nos veía salir de la habitación, no puedo evitar pensar en lo que pasará cuando vuelva, sé que me va a hacer todo tipo de preguntas cuando regrese.

Al salir de la habitación, Thomas cerró la puerta detrás de nosotros, dejándonos en medio del pasillo.

—¿Qué era lo que me querías decir?

—Bueno antes que todo. No hice nada malo anoche, simplemente te llevé a tu habitación porque te quedaste dormida. No aguante el sueño y el sofá estaba tan cómodo... No creas que...

ElizabethUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum