Sombreros Smith

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#WritoberJotson #Writetober2020

—Si está buscando sombreros de calidad, déjeme decirle que ha venido al lugar indicado —seguido de la campanilla de la puerta, fue lo primero que escuchó nada más entrar a la famosa tienda de sombreros.

—Así es, me han dicho que en este lugar puedo conseguir los mejores sombreros de la ciudad o quizá del país.

—No sería capaz de confirmas si mis sombreros son tan famosos, pero puedo asegurar la calidad, están hechos del mejor cuero que se pueda encontrar, en ningún otro lugar hallará mejores sombreros que los que yo confecciono.

—Así que ¿usted mismo los fabrica?

—Sí, en el sótano del local. Pero dígame, ¿qué clase de sombrero desea?

—Realmente no conozco mucho de sombreros. He venido porque mi viejo sombrero de copa se ha estropeado, pero cuando lo llevé a reparar me recomendaron comprar uno nuevo, ¿podría echar un vistazo al lugar?

—Claro que sí, si necesita ayuda en algo o mirar algún sombrero de cerca, por favor no dude en decirme.

Sin más, el hombre recorrió el lugar, no muy interesado en los sombreros, le parecía más importante la actitud del vendedor.

Verdaderamente no necesitaba un sombrero de copa, ¿para qué querría un detective del proletariado un sombrero tan burgués? Ese tipo de vestimenta no le quitaba el sueño, como sí lo hacía el caso en el que actualmente se encontraba trabajando, era un caso complejo, la desaparición de cerca de 20 jóvenes a lo largo de cinco años; era ya el tercer hombre en tomar el trabajo, los otros dos se rindieron al no encontrar pistas, él por el contrario era un hombre más obstinado, pero a punto de perder su trabajo.

Su jefe ya lo había reñido por atreverse a siquiera pensar en que alguien tan importante como el Sr. Smith, dueño de Sombreros Smith, pudiera estar involucrado en tan atroz crimen.

Todos sus colegas, incluido su superior, distaban del detective Jones, negándose a creer que todo fuera acto de una sola persona o que siquiera tuvieran alguna conexión, pero él confiaba en su instinto y en las pruebas que había hallado y que finalmente lo habían llevado hacia Sombreros Smith tras la desaparición de hacía unos meses.

—¿Le molesta si uso el baño? —preguntó al Sr. Smith mientras se encontraba ocupado con una familia que parecía estar muy interesada en los sombreros más llamativos.

—Adelante, por ese pasillo, la segunda puerta a la derecha —señaló sin desatender a la suntuosa familia.

Le había constado bastante, pero hacía unas semanas el detective Jones había logrado hacerse con los planos del lugar, por lo que sabía a la perfección que por ese mismo pasillo la puerta del fondo daba al sótano del lugar; sin hacer mucho ruido logró abrir el candado que tenía, bajó la excesiva cantidad de escalas para toparse con una nueva puerta, en esta ocasión sin cerrojo.

Al entrar a la habitación no pudo ver nada, pero de inmediato sintió el olor putrefacto que emanaba de lugar, se adentró intentando encontrar alguna fuente de luz o de dónde provenía el olor.

De repente algo iluminó el lugar y pudo escuchar como la puerta se cerraba, de inmediato volteó hacia allí.

—Debo decir que ha hecho un magnífico trabajo, detective Jones, pero me temo que su informante trabaja para mí. ¿Sabe qué? Es una lástima que no haya sido lo suficientemente cuidadoso detective, tenía un futuro prometedor, pero no debió obsesionarse con este caso.

Caso. Fue lo último que escuchó el detective antes de ser golpeado en la cabeza.

Al despertar se encontraba amordazado y atado a una silla.

—Veo que ya ha despertado, Sr. Jones. Tenía usted razón, soy el responsable, pero no de las desapariciones como tal, de eso se ha encargado el detective que le ha ayudado a conseguir los planos de mi establecimiento. En realidad, por lo que soy culpable es de asesinato. Imagino que se estará preguntando a qué se debe el olor, pues bueno, es el olor de la carne humana podrida, no me he desecho por completo del último.

—Suftafme —balbuceó como pudo el detective Jones.

—Te preguntarás la razón. Sombreros. Todo es por los sombreros. Verás, hace unos años mi negocio estaba al borde de la quiebra, no era innovador y a nadie le interesaban mis sombreros, por eso me enfoqué en buscar los mejores materiales y descubrí que necesitaba un cuero que fuera terso y bello, como el joven que entro ese día a mi tienda, no quería un sombrero, quería comida, era un méndigo sin hogar y yo ofrecí quitarle el hambre, para siempre.

—Mafdito foco.

—Al contrario, soy un genio. Con su piel he creado unos maravillosos sombreros, se vendieron de inmediato, pero demasiado baratos. Me di cuenta de que necesitaba más material, pues con el paso del tiempo mis sombreros eran cada vez más famosos. Pero su error ha sido pensar que han sido tan solo 20, y el mío ha sido escoger mi material de ente jóvenes con familias. Pero eso ya no importa ¿verdad? Porque gracias a usted podré cumplir con una nueva orden de sombreros que me ha encargado la familia que ha visto antes, eso sí, me tomé la molestia de hacerles una rebaja, ya que mi nuevo material tiene algunas arrugas, no serán los mejores, pero puedo apostar a que saldrán unos buenos sombreros.

Calabazas de medianocheWhere stories live. Discover now