«Reacciona, te van a regañar» exige mi subconsciente y me obligo a hacer caso, sacudo la cabeza tratando de volver a la realidad completamente.

—Si, si —contesto.

Guardo nuevamente en mi bolsillo el celular y limpio mis mejillas de las lágrimas que salieron sin permiso.

—¿Te pasa algo? —pregunta nuevamente

Volteo a verlo. Es un chico castaño, me ve con sus ojos color miel llenos de duda.

¿Me pasa algo? «Claro que te pasa algo»

—Oye, si necesitas salir solo hazlo —inquiere nuevamente.

Salir. Claro, eso necesito.

—Si... yo —tartamudeo.

Agarro mis cosas, las guardo en mi mochila, me deslizo un poco hacia adelante de la silla y así poder colocarme la mochila. Vuelvo a ver al chico y éste aún me ve raro.

—Me voy —finalizo. Hago unas señas con mis dedos señalando la puerta y a mí.

—Si, si, ve —anima, algo preocupado.

No sé ni qué cara me ve, pero yo solo me levanto y salgo lo menos ruidosa posible. No pido permiso para salir, en la universidad ya no se pide, simplemente sales. Busco los baños desesperada por tener privacidad y procesar con más tiempo lo que acaban de decirme, y no es que esté rodeada de mucha gente, pues hay pocas personas rondando en los pasillos, ya que la mayoría está en clase.

No sé ni siquiera qué hacer, estoy en un estado que ni sé cómo describir.

Debo hablar con Wyatt, necesito escuchar sus palabras, saber su versión de las cosas. Y no es que no confíe en mí amiga, claro que lo hago, pero de verdad no quiero creer eso, porque si no, eso significaría el final de nuestra relación, relación que he tratado de mantener desde que me mudé y me duele; me duele saber que él me haya engañado de esa forma, con mi prima, que no haya luchado por algo que vale la pena.

Llego a los baños y considero entrar, pero veo al final del pasillo en donde hay una puerta que da a un balcón, uno que casi no es usado, que tiene las puertas cerradas y no sé si con llave, no lo sé, pero ahí me veo dirigiéndome un poco perdida en mis pensamientos hacia ese lugar; tomo la perilla y sin pensarlo mucho me introduzco confirmando que no tenía llave.

Respiro hondo el aire fresco que me pega con fuerza en la cara, es el tercer nivel, así que la fuerza que llevan las ráfagas de viento es relajante, estas mueven mi cabello y me agarro de la baranda del balcón, tomándome unos segundos para tranquilizarme.

Mi mente está en blanco, como si ha ocurrido un bloqueo que me impide traer a mí todas las cosas que debería hacer, que como persona con dignidad y segura de sí misma haría, reiterando que lo único que necesito ahora es saber la versión de él, eso y nada más.

Después de un rato, un poco más tranquila, agarro mi celular y le marco a Wyatt.

Al tercer tono me responde:

—Hola.

Escuchar su voz me hace apretar el celular en mi oreja.

—Hola. —temo que mi voz salga quebrada.

—¿Qué pasa? —incluso él lo nota— ¿Estás bien?

Trago saliva con dificultad y me obligo a hablar, debo preguntar, si no lo hago ahora sé que me arrepentiré más adelante.

—¿No tienes algo que contarme? —y aborrezco la pregunta absurda hasta que ya la he dicho.

—¿Algo que contarte?... No que yo sepa —se ríe.

Hacia lo Prohibido ©Where stories live. Discover now