Capítulo 4

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4. Dato curioso.

Los días pasaban y no había ninguno en el que Joe no viniera a casa a visitar a mamá o saldar a Sam, ya me había acostumbrado a no comer sola y tenerlo como compañía era bastante agradable.

Llegó hasta la segunda planta y comienzo a caminar a paso tranquilo por el pasillo, me detengo frente a la puerta color crema y equilibro la charola sobre una mano para con la otra girar la perilla y empujar un poco la puerta. Me adentro a la habitación y cierro la puerta detrás de mí, mis ojos se encuentran con los de mi madre y está parecía estar recién despertando, me da una pequeña sonrisa y le devuelvo el gesto mientras caminó en su dirección.

— Buenos días mami.

— Buenos días mi niña — me inclino un poco sobre la cama y pongo sobre su regazo la charola con su desayuno — gracias pequeña.

Me apartó un poco para tomar asiento en la silla junto a la cama y veo a mi madre acomodarse sobre la cama para comer.

— ¿Hoy no ha venido Joe?

— Creo que había dicho que estos días estaría ocupado en su trabajo.

Mi madre asiente en modo de comprensión y yo comienzo a jugar con mis dedos al recordar la película que estaba mirando anoche, casualmente una en la que el participa.

Cuando papá y yo nos fuimos de Estados Unidos decidí que trataría de olvidarme de él, así que borre todas mis cuentas y me prohibí buscar o mirar cualquier cosa que tuviera relación con él. No contaba con que diez años después estaría de vuelta en casa y lo volvería a ver.

— Hay algo curioso en él, — la voz de mi madre me hace volverme hacia ella.

— ¿En quién madre?

— En Joe, — frunzo ligeramente él ceño y ante esto mi madre continúa — hace más de tres meses que no venía a casa, y de pronto, llegas tú, y con tu regreso también viene el de él.

Mis ojos se abren ligeramente y después le doy una pequeña sonrisa a mi mamá.

— Muy bien.

Mientras mi madre continua su conversación y come yo me pierdo en mis propios pensamientos.

Y sus palabras resuenan una y otra vez en mi mente.

[...]


Reímos por un chiste que Joe hace y segundos después continúa su anécdota.

Joe había pasado gran parte del día en nuestra casa, en la tarde comimos juntos y ahora nos encontrábamos cenando y conversando con mi hermano que apenas había llegado del trabajo.

El silencio viene a nosotros cuando el castaño rojizo deja de hablar y unos segundos después vuelve a hablar.

— ¿Y tus lentes?

Las miradas de smbos chicos van hacia mí y yo me remuevo sobre mi lugar. Mis ojos van hacia los del chico que lanzó aquella pregunta y le doy una pequeña sonrisa.

— Aún los uso, de vez en cuando — explicó con una torpe sonrisa en los labios mientras el chico asiente con una ligera sonrisa.

Joe y yo nos miramos con una sonrisa en el rostro y el ruido de mí hermano afinandose la garganta interrumpe el momento, o al menos de mi parte.

— ¿Cómo está Alicia?

Frunzo el ceño y dirijo la mirada hacia mi hermano.

— Oh, ella, ella está bien — Joe me da una rápida mirada mientras se remueve con incomodidad sobre su asiento — hace tiempo que lo la he visto.

— Genial — mi hermano le sonríe a su mejor Migo y este le devuelve el gesto.

— Perdón que me meta, pero, ¿Quien es Alicia?

Veo a mi hermano fruncir el ceño y volver a mirar a su mejor amigo quién se encoge un poco sobre su asiento.

— ¿Qué acaso no le has dicho? — dirijo la mirada de mi hermano a su amigo confundida.

— ________, — dirijo mi mirada hacia Joe y este continúa — Alicia es mi novia.

Siento mi pecho oprimirse pero aún así le doy una sonrisa de felicidad.

— Oh, eso es increíble Joe.

— Gracias — me devuelve el gesto y noto en su mirada algo que no puedo descifrar, pero no es gusto.

Dirijo la mirada hacia mi hermano y este se encuentra totalmente tranquilo. Sam continúa conversando con Joe y cuando ya no tengo nada que hacer ahí me pongo de pie con mi plato en manos.

— Iré a ver a mamá. Ya vuelvo.

Los chicos asienten y sin más salgo a paso tranquilo hacia la cocina para dejar los platos que ensucie. Después subo las escaleras y le doy un vistazo a mi madre entreabriendo un poco la puerta, cuando la veo dormir tranquilamente vuelvo a cerrar la puerta y camino hacia mi habitación cerrando la puerta detrás de mí.

Un jadeo abandona mis labios y me llevo ambas manos a la boca cubriendo está, cierro los ojos con fuerza a lo que un par de lágrimas salen de éstos mientras siento mi pecho sacudirse ante el llanto.

Abro los ojos segundos después y me dirijo a paso apresurado hacia el baño que se encuentra en mi habitación para que no me escuchen llorar.

Y aunque les dije que volvería no lo hice, porque el saber aquello me había dolido más de lo que pensé que me dolería.

White Lies [Joe Mazzello Y Tú] COMPLETA ✔️Where stories live. Discover now