XII

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Capitulo XII

Al principio fue una gota.

Luego fueron tres, cuatro, que se juntaron en un fino chorro. Se convierte en un charco de sangre que se acumula en sus pies. Las fauces de dos lobos se clavaban con violencia en los hombros del tembloroso cuerpo del Beta, uno de ellos observaba con horror y el otro con marcada sorpresa. El rubio, entre suspiros de dolor y agonia ríe, ríe sin aliento y se mantiene de pie.

"Us-Ustedes son parecidos." Murmura. "No les gusta escuchar a nadie."

…Un par de minutos antes...

Justo después que Atem llegara a su oficina, una intensa discusión estallo. El egipcio acusaba al castaño de ser un maldito infiel, Seto bramando que cerrara la jodida boca, que no entendía nada. Los insultos pasaron a gruñidos y gritos, pronto los gruñidos pasaron a una pelea cuerpo a cuerpo. Donde ninguno de los dos estaba dispuesto a escuchar al otro.

Jounouichi miraba aterrado como esos dos lobos se peleaban a muerte. El orgullo les impedía echarse atrás, Atem a pesar de su altura era un peleador de temer. Golpes fuertes a la mandíbula de Seto que le dejaron escupiendo sangre, mientras este impacta patadas al pecho del líder, Atem solo toce y sigue arremetiendo como si nada le doliese.

Sabía que si no hacia algo, ambos iban a matarse ahí mismo. Junto todo el valor que tenía en ese momento y en un segundo que ambos se separaron lo suficiente, se interpone. Sintió las fauces de Atem clavarse primero, luego las de Seto. Ambos poseían una mordida tan poderosa, que sintió como los colmillos de ambos rozan apenas el hueso de su clavícula, amenazando con romperla si apretaban un poco más.

Liberan al rubio, Atem se echa hacía atrás por completo poniendo una mano sobre su boca. Saboreaba la sangre ajena en su paladar, horrorizado de lo que había hecho. Y muy confundido, del por que alguien arriesgaría así su pellejo. Fue ahí, que vio algo que jamás espero. Seto, el hombre de mirada de hielo y rostro indiferente, compone una mueca de horror, de dolor. Agarra el cuerpo de ese rubio entre sus brazos, gruñendo, chillando.

Llorando.

"Por-Por que…" Murmura. "¡Katsuya, maldito idiota!" Sus ojos estaban colmados de lágrimas abrazando ese cuerpo tembloroso.

"No iba a dejar que te maten." La voz de Jono salio como un pequeño hilo, un suspiro. Acaricia la mejilla de Seto, borrando las lágrimas con el dorso de su pulgar. "Solo es un rasguño."

NO, NO LO ES!" Grita, fuera de si. Su lobo se escuchaba igual o mas destrozado. "Es mi culpa, todo esto, Katsuya… Katsuya…"

"Amas a este Beta." Murmura el egipcio. El aroma a trigo, entremezclado con el olor metálico de la sangre llega a su nariz. "… Seth…"

ALEJATE!" Le gruñe/chilla con fuerza, sus templados ojos azul cobalto ahora eran de un profundo tono de gris. Con la pupila rasgada y un leve brillo escarlata. Mientras grandes lágrimas caen por sus mejillas. "¡ME SABE A MIERDA QUE QUIERAS HACER CONMIGO, PERO NO TOQUES A MI KATSUYA!"

"¡!" Abre la boca para intentar decir algo, pero la puerta de la oficina es abierta de porrazo.

"¡Kaiba-sama…!" Izono se queda sin palabras al entrar. La oficina de su jefe estaba destruida, muebles hechos pedazos, sangre y mechones de pelo arrancados dispersos por toda la alfombra. Y para rematar, su jefe, Seto Kaiba, se encontraba con las manos ensangrentadas y sosteniendo el cuerpo tembloroso de Katsuya Jounouichi, el cual tenía dos grandes heridas en ambos hombros. Observo a Atem, quien tenia la ropa semi rasgada, las garras y colmillos cubiertos de sangre. Siente como el aire se le va para no volver. "Po-por dios…"

Casualmente comprometidos (OMEGAVERSE)Where stories live. Discover now