VII

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Capitulo VII

Seto regreso lo más pronto que pudo a Japón, aun con todo y amenazas no iba a permitir que su esposo (por más que sea una farsa, era su deber protegerlo) estuviera cerca de la manada y de Atem. Más sabiendo ahora que su adorado primo estaba interesado en Yugi, el líder era capaz de cosas muy retorcidas y tenerle cerca era estar en un constante estado de alerta.

Nunca pensó que un día iba a sentirse tan feliz de volver a su empresa y de estar atareado de trabajo. Ese era su habitat natural, estrés, informes, desarrollar juegos e ideas para entretener a sus consumidores.

Llevaba una semana de haber regresado de Egipto y no podía sentirse mejor, ni loco volvería a poner un pie en tierras egipcias. Por más que Atem fuese el líder no podía forzarlo a quedarse a allá y menos podía evitar que alejara a Yugi de él.

O eso creía hasta que entró a su oficina y encontró a su primo allí.

Atem estaba campante, como un león en la sabana con la melena alborotada y el pecho inflado, sentado cómodamente en el escritorio de Seto. Sirviéndose un vaso del coñac que el castaño guardaba en su escritorio, se lo sirve seco y se lo bebe de un sorbo.

"¡Seth!" El egipcio le saluda con una sonrisa hipócrita, su mirada era filosa y ciertamente amenazante. "Este coñac esta delicioso, ¿Tiene qué, veinte o treinta años de añejo?, el sabor es simplemente glorioso."

"… ¿Que haces aquí?" Pregunta mordaz tirando a un costado sus carpetas.

"¿Acaso ya olvidaste lo que te dije Seth?" Deja la botella a un costado, relame sus colmillos de forma lenta. "Yugi es parte de nuestra manada ahora, esta bajo nuestra protección." Se detiene un segundo. "Bajo mi protección, somos su familia."

"¡Corta con esa basura!" Le gruñe amenazante. "Lo haces por que quieres Yugi sea tu hembra-"

"Si, es cierto." Responde tajante sin titubeos ni la mas mínima intención de ocultar la verdad. "Quiero que Yugi sea mi hembra, quiero marcar su hermoso cuello y hacerlo la madre de mis cachorros." Sus ojos se tornan turbios, un poco nublados a la par que se sonrojaba notoriamente. "Pero, el pobre es devoto a ti." Gruñe aquello con desprecio. "Así que quiero estar cerca para cuidarlo, para arrebatartelo de tu lado cuando le hagas daño."

"¿… Como estas tan seguro que le haré daño?"

"Oh, lo harás." Afirma sin duda, se acerca con paso firme y encara a su primo. Su rostro se deforma en un gesto bestial y salvaje, pasando rápidamente de humano a animal. "Por que ese pequeño cree que no es digno de ti, ese pequeño ni una marca tiene que lo haga sentir que pertenece a su alfa y ni siquiera te llama por tu nombre." Lo mira de arriba hacia abajo como si viendo una pila de basura. "No mereces a una criatura tan pura."

"¿¡Y tu sí!?" Le responde casi gruñendo también. "¡Tú, el que lo torturó en un juicio sádico!"

"¡Gr!" Para sorpresa de Seto, Atem chillo como un perro herido. "¡Lo sé!" Baja la cabeza avergonzado. "Sé que le lastime, pero esto que siento por él…" Aparta el rostro y suspira. "Mi deseo es cuidarlo, es tenerlo cerca…" Su mirada se vuelve pesada otra vez. "Y tu no vas a impedirlo."

"No puedes irte de Egipto y abandonar todo por estar obsecionado con una persona." Lo se, sorprendentemente no se mordió la lengua al decir eso. "¿Que hay de los otros miembros de la manada? No puedes simplemente dejarlos atrás por seguir a Yugi."

"Oh." Atem alza una ceja, sonriendo malicioso. "¿Quien dijo que vine solo Seth?"

"¿Qué?-"

"¡Kaiba-kun!" Una voz armoniosa entra de golpe, rompiendo la tensión pesada que se había alzado en esa habitación, fue cómico el como Atem paso de una mueca feroz a ser literalmente un cachorro, observo a Yugi devoto y entregado. "Ah." El pequeño se sorprende, baja el rostro avergonzado. "Sennen-kun, lo siento tanto por interrumpir."

Casualmente comprometidos (OMEGAVERSE)Where stories live. Discover now