MAGDA | Pour moi toute seule.

498 57 3
                                    

❛POUR MOI TOUTE SEULE❜

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

❛POUR MOI TOUTE SEULE❜

                        Un sonoro portazo se hace presente en la habitación. Estando apenas en el umbral del sueño, sobresaltada, me incorporo y siento torpemente sobre la cama, tratando de acostumbrarme a la luz que entra por la ventana y llevándome una mano a la cabeza, que palpita por estrés de ésta vida dada vuelta que me está pasando factura antes de tiempo. A mi lado, una vez recupero la visión, veo a Samara murmurar oraciones inteligibles, entre dormida y despierta –más dormida que despierta–, cerrando los ojos fuertemente sin querer levantarse y abrazando las cobijas a modo de protección. No obstante, la causa de la interrupción de nuestros sueños persiste en su objetivo y le arrebata las cobijas a Sam, empujándome a levantarme de la cama para no ser el centro del siguiente ataque.

—Han dormido todo el día —dice la señora Fitz, amable pese al modo de reprimenda que utiliza y que me cohibe, dejándome como única opción permanecer parada, tímida, en espera de una órden. Sostiene una olla manchada de hollín entre manos, que coloca con ayuda de un atizador en un hierro dentro de la chimenea, para calentar el contenido. Frotando mi rostro con las manos, me quito las lagañas acumuladas en las esquinas de los ojos y los últimos signos de cansancio, así como cualquier rastro del molesto palpitar de mi cerebro; puedo afirmar que se sintió reparadora la siesta pese a que no haya dormido tanto y más que nada, se sintió bien estar acostada con la seguridad que me dota estar en una habitación y no sobre un caballo, de donde sé que puedo caer entre remembranzas y dispersiones—, no las culpo... Pero deben comer, tengo caldo en el fuego, ¡Vamos, levántese! —exclama, esto último dirigido a mi hermana.

Sam, sin ver otra alternativa, se incorpora sobre la cama, tratando de arreglar lo más posible sus ropas. No están arrugadas, lo que puedo entender se debe al grosor de la tela que nos protege del frío, así que me limito a tratar de desenredar mi cabello y ponerlo presentable por el momento. La señora Fitz se inclina frente a la chimenea y, en dos tazas, vierte un poco de caldo y nos las extiende.

Tomando asiento sin rechistar para degustar el primer buen alimento en días, Sam se queda sobre una silla de madera y yo sobre el banquillo, donde comemos en silencio, viendo a la mujer mayor pulular alrededor. Ha traído más agua limpia, que echa sobre el plato cuyo exclusivo fin es para el aseo, probablemente para que nos lavemos el rostro antes de salir. El caldo es salado, graso y espeso de tanto recalentar pero, sin saber si es por el hambre o mi limitado sentido del gusto en las comidas fuertes, sabe a la mismísima gloria de un pueblo sumido en miserias.

—Muy bien, arréglense un poco y estarán listas para verlo a él —Arrebatándonos las tazas, de la cual a duras penas vacié la mitad y que probablemente Samara, con su lentitud para comer, apenas saboreó, nos insta a apurarnos.

Un poco disgustada por tener que dejar de comer dado que esos bocados sirvieron solo para abrirme el voraz apetito, me tallo el rostro procurando que el agua no vuelva a caer al plato y así no contaminar el agua para Sam, y después, mojo ligeramente mi cabello para hacer más fácil su acomodo. La señora Fitz, al verme batallar, me extiende un cordón de tela, el cual acepto para atar mi cabello por la mitad, aunque sea para alejarlo lo mejor posible de mi cara dado que no soy diestra en lo que de peinados se trata.

MON MANÈGE À MOI ━━ OutlanderWhere stories live. Discover now