MAGDA | Les feuilles mortes.

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❛LES FEUILLES MORTES❜

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❛LES FEUILLES MORTES❜

                         Hay algo diferente en el ambiente en Craigh Na Dun que dispara una alarma silenciosa en mi mente y me lleva a tomar de la mano a Samara, lista para correr al primer indicio de peligro. El ruido de abejorros, el brusco remolino de viento, el movimiento de las placas tectónicas o una terrible confusión entre setas y hongos alucinógenos, la ingravidez y la posterior aparición de una arboleda más espesa que debe tener decenas o sino cientos de años, son solo el inicio de éste gran problema que se abrió paso en segundos de tocar una bendita piedra.

El cielo está gris, amenazando con tormenta, cuando antes era cálido, rosado y azul por el amanecer. La hierba está alta y color verde oscuro, cubriendo mis botas y entrando por los huecos de la larga falda para acariciar la piel desnuda. Las rocas grabadas tienen un color rojizo más intenso en el y puedo notar dos nuevas de menor tamaño al frente mío. Puedo enumerar los cambios del monte con cada giro en el eje que hago, creyendo que estoy enloquecida por estos inusuales eventos en cadena de los que hemos sido testigos y que en cualquier momento todo volverá a la normalidad, donde únicamente tendré una avasallante ansiedad y miedo por mamá.

—¿Dónde estamos, Sam? —Mi voz sale como un hilillo trémulo, que desaparece rápido con la llegada de una llovizna que tiene más presencia que mis inquisiciones que esperan de contestación algo que me haga sentir menos loca. Ooooh, culpable soy deseando porque Samara conozca las respuestas, como siempre que llegaba después de la escuela a molestarla con mis dudas, que pacientemente confrontaba. No estoy segura de que haya escuchado mis débiles palabras hasta que ella balbucea palabras inteligibles en respuesta—. Vamos al auto, Sam, nos vamos a mojar aquí...

Ella acepta, tal vez igual de conmocionada pero sin mostrar ápice de miedo, porque Samara es una fiera en todos los sentidos, aunque se muestre anodadada por el momento. No obstante, despabila al sentir mis temblores invadir cada nervio del cuerpo y aprieta el agarre sobre mi mano, yendo delante en el camino cuesta abajo que se torna raro al no distinguir el camino ni la flora que lo cubre. Estoy luchando verdaderamente para hacer frente al terror, la ansiedad, la incertidumbre de estar en un país extranjero en aprietos, todo el cual me exige acostarme y no levantarme nunca o al menos hasta que los rayos de sol calienten mi piel y aseguren un futuro prometedor; la lucha está sirviendo, por suerte, porque sé que no es justo ni correcto dejarle una carga impensable a Samara teniendo tantos problemas acumulados ya.

Pero bajando la colina no está ningún auto, así como tampoco un camino hecho entre la maleza. Samara me mira y baja la mirada a mi bolso con esperanza: se apresura a quitármelo y rebusca en él, conmigo en silencio, haciéndome llevar la sorpresa de que ni mi cámara y lámpara se encuentran ahí, y que las llaves pronto se vuelven inútiles ante la ausencia de la maquinaria. Compartimos una larga mirada, cada una buscando una justificación lógica para ésta situación que no puede ser refutada con solo tacharla de alucinación compartida.

MON MANÈGE À MOI ━━ OutlanderWhere stories live. Discover now