Capítulo 26

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Hoy era el día.

Nunca en su vida había estado tan decidido a tirarse de un puente. Hoy no se trataba acerca de sus problemas amorosos con Mark, ni de sus libros de temas variados que habitaban en su estantería. Hoy era la obra, el supuesto momento de brillar con sus habilidades, pero lo único que quería hacer era vomitar y vomitar.

—Ay, creo que me duele el estómago.

Donghyuck comenzó a rodar por el pasto del patio escolar, mientras que Johnny lo miraba distraído, porque su mente estaba más ocupada en pensar acerca de que hoy salía nuevo capítulo de su serie.

—Estoy nervioso, tanto que siento que en plena obra voy a vomitarle a cualquiera que me mire, ¡agh! — el menor comenzó a balbucear incoherencias mientras lloriqueaba y seguía rodando, pero pronto se dio cuenta que el castaño estaba en Marte — Hyung, ¿me está escuchando?

El nombrado asintió, pero casi ni se inmutó; su novela era más interesante que una obra donde aparecería como un anciano feo.

—¡Préstame atención! — un "pequeño" golpe fue directo a su brazo, haciendo que se queje del dolor.

—¿Qué pasó Hyuck?, hoy sale un nuevo capítulo, estoy más ocupado pensando en ello que en tus berrinches, porque estoy seguro que si te compro algo, se te va a pasar todo.

Donghyuck lo miró haciendo un puchero, pero prontamente lo cambió a una expresión más exagerada.

—Eres un ser malvado — finalmente se rindió y paró de rodar, porque claramente eso no era una solución a sus problemas.

Observó las blanquecinas nubes que flotaban en el cielo. Hoy era un día precioso, de esos donde el sol no era una especie de estufa, y tampoco de aquellos en donde parecía estar dentro de un congelador.

Por un momento se le vino a la cabeza la idea de comer helado. Cuando era pequeño, solía comer dulces para calmar su nerviosismo, extrañamente funcionaba, bueno, siempre y cuando sean de los que le gustaba, claro.

—Ire a comprar un helado, hyung — dijo el menor, captando la atención del contrario casi al instante — enseguida vuelvo, ser malvado.

Ambos rieron, pero prontamente el pelirrojo se dirigió hacia el puesto de ventas de la institución, viendo los sabores y los precios de cada uno.

Dios santo, ni que fuera oro.

Pese a sus quejas, terminó sacando su billetera igual y pagando lo que perfectamente podría valer una bolsa de galletas grande, pero ahí estaba, comprándolo igual y mirando feliz el cono con helado de frutilla.

—Delicioso.

๑❥๑

El timbre había tocado y todos los chicos de la obra se comenzaban a reunir en el gimnasio. La decoración estaba hecha, siendo revisada por el grupo encargado de ésta.

Caminó lento y un poco asustado, pero lo que no había notado era que un chico rubio estaba en peor estado, con casi un ataque al corazón, porque hoy era "el" día. Le importaba un rábano la obra, el asunto era otro.

Su intento de plan romántico.

Taeil solo lo consolaba divertido, porque nunca había visto a Mark en un estado tan deplorable frente a un chico.

Quién diría que el gruñón y aburrido Mark iba a volverse un manojo de nervios y sonrisas por un lindo y alegre moreno.

Casillero | Markhyuck Donde viven las historias. Descúbrelo ahora