Capítulo 10

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El rubio caminaba con la mente por las nubes.

El día anterior no había dormido para nada bien, andaba distraído y muy pensativo, pero la causa de esto tenía nombre y apellido.

Lee Donghyuck.

Aquél moreno comenzaba a sacarlo de quicio, pero más específicamente a su corazón.

Se sentía realmente confundido por su manera de actuar junto a él. Se convertía en alguien amable y cariñoso. Incluso una sola sonrisa del chico podía aliviar cualquier señal de estrés o mal humor.

Tomó con algo de nerviosismo la pajilla que descansaba en la caja plástica de jugo, guardándola casi inconscientemente al recordar a Donghyuck hablando sobre lo innecesarias y dañinas que eran para el medio ambiente; el porcentaje de animales marinos muertos cada año por ese tipo de cosas era preocupante.

Ese pequeño chico había abarcado, ya una gran parte de su actual vida escolar y social.

Suspiró, reposando esta vez, su cabeza en sus largos brazos.

El día era aburrido; el pequeño Hyuck comenzaba a influir más de lo permitido por su corazón.

๑❥๑

Sus pies se dirigían con velocidad hacia la ya famosa bodega con su, ahora, quizá, casillero favorito.

O chico favorito.

—Mark, ¿que haces aquí, hombre? — el nombrado frenó su paso, posando su mirada en el castaño, quien lo saludaba alegremente — Te estuve buscando, pero no te encontré en la primera hora.

Pues claro, si en ese momento, estaba charlando con el menor.

—Estuve algo...ocupado, ¿pero necesitas algo?

—No, realmente nada, solo tenía ganas de pasar un rato contigo — suspiró — ¿Ya no puedo necesitar atención de mi querido mejor amigo?

Hizo un puchero triste, pero rápidamente, cambiando su expresión a una de diversión.

—No me digas que...¿andabas con Hyuckie? — dijo coquetamente, sabiendo sobre la ahora cercana relación que tenían ambos chicos. Eran tiernos.

—No hables estupideces.

—¿Entonces lo estabas buscando? — Mark rodó sus ojos, mirándolo como si dijera la peor estupidez dicha en la Tierra.

—¿Acaso mi vida gira entorno a él? — enarcó su ceja, recibiendo como respuesta el mismo gesto.

—¿Acaso eso no es así? — rió por la manera cómica de reaccionar frente a esas preguntas — Vaaamos, Mark, ambos sabemos que te la pasas pegado todo el maldito día al niño.

—¿Qué cosas dices? — pues, la verdad, pensó el rubio, pero no quería decirlo en voz alta, se negaba. Mostró indiferencia, que era bastante falsa, incluso, para los ojos de Taeil.

—Oh, vaya...pensé que te gustaba o algo así — rápidamente fue interrumpido por Mark, quien lo mira con sus orbes abiertos a más no poder, a la vez que movía sus manos nerviosamente frente al rostro de Taeil.

—¡No!, n-no, ¿por qué me gustaría Donghyuck? — intentó sonar más seguro — Solo somos compañeros de obra, nada más.

Casillero | Markhyuck Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu