No me apetece vivir en una cueva. Pero hoy salté el acantilado y no volé.
Caí tan rápido que mis plumas se despegaron, y ellas cayeron tan lento que desee ser una.
Yo lo sabía. El vacío siempre es más profundo, más grande y más horrible, de lo que todo el mundo cuenta.
Entonces miré atrás. Y me encontré ahí, aterrada.
Sentada en una cueva. Sin luz. Marchita, como una flor en sombra.
Y dije «Es cierto. Saltar ha dolido. Pero creo que ha dolido más el nunca haber saltado».
ESTÁS LEYENDO
Poesía Nocturna
Poetry«Una mirada dice más que mil palabras» Sus ojos me escudriñáron. Y logré leer su mirada. Descepción, tristeza, indiferencia, inseguridad, asco, deshonra... He visto mucho en una sola mirada. Y aquí están, ahora en poemas. El resultado de un segundo...