38 | Recibido

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Y esperé todo el día
Un mensaje corto,
Una señal de vida,
Lágrimas o enojo.

Entre el silencio y la espera
el tiempo se vuelve frío.
Se congelan las estrellas
y el sol no tiene brillo.

En medio de penumbras
las ideas caminan libres
dejando a la deriva
dudas sin respuesta.

La pantalla de mi teléfono
se encuentra vacía
y en mí refleja
su tristeza sombría.

«Tal vez escribí de más.
Quizá no les gusta hablar.
¿Mi mensaje no leyeron?
Sólo soy un juego»

O quizá soy yo
la que habla demasiado.
La que siempre se enoja
porque no la escucharon.

Debí dejar esas palabras
en el fondo de la sombra,
ahí donde la emoción
decide guardar silencio.

Respetar su silencio
y esperar respuesta.
Pero después de tres soles
la espera es eterna.

Tal vez soy muy sensible
para eso de la amistad.
La ansiedad me lleva
a las orillas de la necedad.

Y en el fondo suplico
un poco de su atención.
Amistad recíproca
y algo de comprensión.

¡Dramatica!
Es sólo un «recibido».
Es sólo un mensaje
que no ha sido visto.

Me tumbo en mi cama.
Y en el blanco de mi techo
me quejo molesta
por ser escuchada a medias.

Poesía NocturnaWhere stories live. Discover now