13 | Simpatía

70 3 0
                                    

He dejado de soñar para aprender a dormir.

Fui arrastrada por mis sueños a lo alto de un edificio.
Y desde ahí me vi caer.
Las nubes son más altas de lo que la gente suele decir.

He dejado de soñar y sacrifiqué mis palabras para guardar su silencio, verlo y respetarlo.
Pero no pensé en cuánto me afectaría.

He vivido ajena a la ventana de su pecho. Indiferente a donde van sus pies.

Y no sé diferenciar cuando su estómago vuela de cuando duele.
Porque sus ojos solo me dicen una cosa: Mírame, ríe y sigue con tu camino.

Entonces, cuando entendí el mensaje, huí. Le miré, pero no reí. Porque me sentía triste.

Le miré, lloré, pero no seguí con mi camino. Porque ya no podía. Una parte de mí estaba atada a su simpatía.

Eso es. Simpatía.

He dejado de soñar, porque cada noche recuerdo el día en que le miré, lloré, y ella siguió con su camino.

Y cada noche saludo al insomnio cual amigo eterno. Un amigo que se queda, pues su cuerpo no sabe volar.

Entonces si, hoy dejé de soñar con esos días. Porque nunca existieron. Quizá nunca lo harán.

Poesía NocturnaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant