Capítulo 7

14.2K 1.1K 92
                                    

Media hora más tarde, cuando llego a mi casa, observo que sobre los escalones, hay una pequeña flor amarilla esperando en mi felpudo. Sé perfectamente quien me la envía, aunque pensé que ya estaría por Canadá, huyendo de algo que aun no entiendo. Vale que no lo conozco desde hace mucho tiempo, y que tal vez este beso haya sido demasiado temprano, pero huir por mi reacción...

Si, no sé exactamente cuál es mi reacción ante esto de las almas gemelas y las improntas, pero nunca dañaría a Seth con mis palabras, simplemente, como máximo le pediría tiempo. Cosa que no quiero hacer, lo que quiero hacer es intentar conocerlo mejor.

Tumbándome en mi cama, suspiro y observo el techo totalmente ida en mis pensamientos, y cuando me doy cuenta, me he quedado dormida, sin desvestirme, cenar, o haber hecho mis tareas de clase. Soy despertada por algo húmedo en mí mejilla, y cuando abro los ojos, veo un enorme lobo tumbado a mi lado en mi cama, dando gracias a cuando pedí a mi madre una cama King size.

—Vale, ahora mismo no puedo reconocerte, pero me imagino que eres Seth, porque no me imagino a Sam Uley tumbándose en mi cama como un acosador mientras estoy durmiendo. Eso solo te pega a ti. —Murmuro haciéndome la entendida, y me río al escuchar el gemido triste y falso del lobo, hundiendo su hocico en mi cuello y aspirando mi aroma. —Si, eres Seth. Te conocí oliendo mi almohada, está claro que eres tú.

Seth ladra de forma juguetona y se tumba sobre mí, restregando su pelaje sobre mí, y luego moviendo su mejilla lobuna contra la mía. Leí que eso lo hacían los lobos con sus parejas para marcarlas con su olor. Así que tengo que acostumbrarme a esto sí o sí.

—Me imagino que estás aquí porque tu huida a Canadá no ha salido como esperabas, ¿verdad? —Pregunto con una sonrisa irónica. Seth refunfuña y agarra unos vaqueros que no he visto en mi vida y desaparece en mi aseo. Sale a los minutos totalmente como humano y ligeramente sonrojado.

—Tenemos que hablar, Camila.

NUNCA ANTES  |SETH CLEARWATER|Where stories live. Discover now