«No puedo llevar esto más allá». Por lo que tomo asiento en la cama dándole la espalda al vestido y llamo a Pipo.

—Hasta que te dignas a llamar —me reprocha—. Ivanna, pudo haberme comido un león africano y tú ni enterada.

—Pipo —Mi voz se escucha lastimada.

—¿Qué pasó? —Lo escucho echar hielo a un vaso—. ¿Se ahogó el niño?

Es gracioso porque sí pudo haber pasado.

—No. Pero todo ha salido mal.

—¿Por qué?

Doy otra calada al cigarrillo antes de empezar a contar.

—Luca me dijo que se haría una paja, fui a su habitación y le dije que quería ver, él dijo que con una condición, le dije ¿cuál condición?, y acordamos que él decidiría lo que haríamos durante todo un día...

—Ajá —El tono de Pipo me indica que trata de no reír.

—A cambio de que le devuelva sus estrellitas, las que le quité en Ta-Tacontento por besarme cuando acababa de vomitar...

—Sí.

—De todas formas se las iba a devolver, pero acepté, ya sabes; curiosidad. Y... no solo se hizo una paja, después tuvimos sexo...

—Si tan solo pudiera decir que me sorprende.

—Yo me resistí, Pipo. Tampoco caí fácil. Pero lo peor ocurrió al día siguiente, es decir hoy...

—Ajá.

Al terminar el cigarrillo lo apago en una pata de la mesa de noche.

—Me llevó a desayunar en un yate, un desayuno delicioso; fruta, jugo, huevos, tocino...

—¡No!

—Sí... Y después paseamos en moto acuática.

—¡¿Moto acuática?!

—Más tarde volvimos a la isla y recibimos una clase de baile; baile con música pop de los 00's, mi favorita; empezando por los Backstreet Boys.

—¡Cómo se atreve!

Asiento con la cabeza.

—Ahí prácticamente tuvimos sexo otra vez; y luego fuimos a almorzar... nos prepararon comida en la mesa, pero el plus fue que me tenía un regalo.

—¡¿Un regalo?!

—Funkos de los Backstreet Boys.

Pipo ahoga un grito.

—¡Qué desfachatez!

—Y sus amigos bailaron I Want It That Way para mí en un vídeo.

—¡Sus amigos!

—Sí. Los del RolPlay.

—Ya.

—Después me llevó a una degustación de pasteles, y solo porque le dije que me gustan.

—¡Solo por eso! —Pipo vuelve a dejarme entrever su indignación.

—Al terminar caminamos por la playa...

—¡Cuánto atrevimiento!

—Por último, fuimos a un spa y ahí me dio un masaje... casi tuvimos sexo otra vez.

—¡Ya estoy buscando el número de la policía, Ivanna!

—Y ahora —Llevo una mano a mi boca.

El asistente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora