13. ¿Cómo se supera ver a tus amigos en lencería?

71.2K 10.5K 12.4K
                                    

Holi 

Nota importante: Este capítulo incluye imágenes. No sé si se pueden ver sin internet. De modo que aconsejo leer con datos o wifi para no perderse nada. De lo contrario, pues a usar su imaginación c:

De antemano GRACIAS por llenarme de comentarios. Alimentan mi oscuro corazón c,:

-----

13. ¿Cómo se supera ver a tus amigos en lencería?

Siento la boca seca, incómodamente seca y áspera. De eso soy consciente primero al abrir entre parpadeos mis cansados ojos. De igual forma me siento mareado y como si cargara con el peso del mundo sobre mis hombros. Me giro para seguir durmiendo.

Sin embargo, a la par que mi corazón comienza a ir a prisa, vuelvo a abrir de golpe mis ojos al notar que nada me resulta conocido «¿Dónde estoy?» Me incorporo viendo con interrogante el millare de un coche...

Pero no cualquier coche.

–Mierda –suelto al empezar a «recordar» y salto sobre el asiento.

«¿Qué he hecho?» O, mejor dicho, ¿Por qué sigo vivo?

En seguida mi vista cae sobre mi pecho, este se encuentra manchado de rojo «¿Sangre?», es lo primero que pienso, porque vamos, solo hay que ver de quién es el coche. Pero no, pronto diviso un palito de helado. ¿Comí helado? Sigo mirando hacia abajo y veo mi cinturón hendido hacia los lados y el cierre de mi pantalón abierto. Por ende, desde aquí también puedo ver mis calzoncillos. «¿Qué hice?»

De nuevo salto sobre el asiento y trato de recordar. Vamos por partes:

1. Ivanna me pidió catar vinos en Andreatto. A mí que una vez confundí leche de magnesia con leche de vaca.

2. Ciro me los sirvió.

3. Al principio no me gustaron, pero después... después...

«No eras tú, Luca. No eras tú»

4. Le reclamé a Ivanna no tratarme bien. ¡Vamos! Para platicar inclusive usé la técnica del pato de la palabra. Cierro mis ojos con angustia. Y es que en ese momento me pareció buena idea. Pero ahora...

Ahora...

Más tarde Ivanna pidió ayuda para sacarme de ahí, y... caí. Recuerdo que terminé boca abajo sobre el alfombrado. ¿Me desmayé? Lo demás es confuso. ¿Cómo llegué al Maserati?

¿Será buena idea echarme a llorar?

Sé que platiqué con Ivanna, vi a Ciro otra vez en el estacionamiento, pero lo demás es confuso, inclusive irreal. Me rio nervioso solo de pensarlo, ¿Yo besando a Ivanna? ¿Ella...?

Eso explicaría que el cierre de mi pantalón esté abierto, pero...

–Eres un estúpido –me recrimino a la vez que un chillido escapa de mi boca. Ella jamás, de ninguna manera, nunca, bajo ninguna circunstancia... ¡Me odia!

Subo el cierre de mi pantalón y me apresuro a acomodar el resto. ¡Hasta mi corbata está fuera de mi cuello!

Lo soñé.

No encuentro otra explicación al apretar mis labios con la sola posibilidad de que besé a Ivanna. Paso una mano sobre mi cara. «¿Qué hice, Dios?»

Busco en el asiento alguna pista y encuentro una botella de vino vacía, todavía hay contenido dentro pero abajo hay humedad. Me bebo lo que queda para calmar mi sed y después trato de limpiar con mi corbata el regadero.

El asistente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora