Capítulo 2

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Narra Sonia.

Bajamos del carruaje en la que sería nuestra casa a partir de ahora. Esta era así:

Una vez dentro, decido subir a mi alcoba y colocar todas mis cosas

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Una vez dentro, decido subir a mi alcoba y colocar todas mis cosas. Para mi suerte, mi zona se encontraba en el ala oeste (donde da la sombra), en la cuál se encontraba mi sótano privado (3ª puerta marrón), una pequeña sala, la cual sería mi lugar de trabajo (2ª puerta marrón), y el garaje donde estaría el carruaje de mi familia (1ª puerta marrón). Mis padres tenían lo mismo, pero en el otro lado de la casa.

Mi alcoba y mi sótano privado eran así:

Mi alcoba y mi sótano privado eran así:

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Una vez lo tuve todo, bajé para ayudar a mis padres

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Una vez lo tuve todo, bajé para ayudar a mis padres. O, más bien, a mi madre, pues mi padre se fue a la Iglesia de Illinois para darse a conocer en la ciudad como el nuevo sacerdote. Para mi desgracia, hoy era sábado, lo que significa que mañana tendrá lugar la misa, y como es costumbre, mi padre nos obligará a asistir a mi madre y a mí.

Narra Peter.

El día de hoy había amanecido soleado, aunque hacía algo de frío. Decidí ir a tomar un café a una cafetería cercana a la Iglesia, pues hoy había misa y estaba convencido de que mi familia y yo iríamos  pues somos muy religiosos.

Mi hermano pequeño tenía 16 años actualmente. Su nombre era Edward y estaba terminando primero de la preparatoria. No entendía su afán por estudiar. Ni yo ni mi padre. Obviamente, mi madre no tenía opinión en eso, solo debía aceptar como bueno, todo aquello que a mi padre, a Edward y a mí, nos pareciera bien. Aunque Edward, siempre estaba buscando la opinión de nuestra madre Elizabeth, algo que ni mi padre Peter ni yo no entendíamos. Y dirán, ¿por qué mi padre y yo nos llamamos igual? Pues porque en mi familia es una tradición desde siempre que el hijo prinogénito tenga el nombre del padre y luego él elegiría otro cualquiera para el resto de descendientes. Obviamente, Elizabeth debía aceptar el nombre que mi padre quisiera. Así eran las cosas. Ella solo estaba para ver, oír y callar. Su única ocupación era la labor doméstica y la crianza de sus hijos o hijas  en este caso, solo Edward y yo, hasta que acabásemos la educación secundaria obligatoria.

Amor Mágico.Where stories live. Discover now