Narra Edward.
En un determinado momento, mi madre salió y nos dejó a solas en su aposento.
-Me encanta tu forma de expresarte. De veras, me duele que mi hermano te haya golpeado-hablé con voz tranquila.
-Edward, por favor. No quiero hablar de eso. La mayoría de los hombres son iguales, y es evidente que no aceptarán cambiar sus creencias y su forma de ser por una mujer, ahora-cortó Sonia.
-Yo sí lo haría. Créeme, jamás me ha gustado el trato que suelen dar mi padre y mi hermano al resto de personas, y mucho menos a las damas como tú-confesé.
Ella me miró con algo de sorpresa, pero no dijo nada. En seguida bajó la mirada, algo apenada.
-Me gustaría serte totalmente sincero, pero, no sé cómo te lo vas a tomar, puesto que se refiere a mis sentimientos y tú estás comprometida con mi hermano-hablé otra vez.
-Edward, por favor. Necesito que alguien me sea sincero, que me asegure que todo va a estar bien, o no podré soportarlo. Es más, necesito que alguien como tú me lo diga, alguien que sea de distinta opinión a los demás-pidió Sonia-. No lo digo en el mal sentido, por supuesto.
-Tranquila, he entendido la referencia-asentí-. De acuerdo, prometo que te seré sincero, mas no hoy. Mi padre y mi hermano están aquí en la casa y no deseo que escuchen nuestras palabras, nuestro intercambio oral.
-Está bien. Esperaré, Edward, si así me dirás la verdad de tus sentimientos a pesar de todo-aceptó Sonia.
Parecía estar algo nerviosa. ¿Por qué? Lo desconocía, mas espero que sea lo que creo que es.
-Buenos, creo que será mejor que vuelva a casa-dijo Sonia de repente.
-Sí, claro. Te acompaño-acepté.
Y salimos del aposento de mi madre. Ella estaba en el pasillo, esperándonos. Las acompañé hasta el salón.
-Un gusto tenerte aquí, Sonia-dije como si nada.
Mi padre y Peter estaban presentes, evidentemente.
-Gracias, Edward. Prometo que trataré de hacerlo igual de seguido que hasta ahora. O tal vez, un poquito más frecuente-aceptó Sonia con una pequeña sonrisa.
-¿Cómo sabías que Sonia estaba por marcharse?-Preguntó el señor Masen.
-Porque salía de mi alcoba cuando me la he cruzado junto a madre-respondí.
Él solo asintió con la cabeza.
-Hasta mañana, Sonia. Te veré a las 4 p.m. aquí en la casa. No faltes, o me dará un serio disgusto-recalcó Peter.
-Aquí estaré, lo prometo-asintió Sonia obediente.
Y así, ella salió por la puerta de la casa, caminando deprisa. Se veía que estaba deseosa por salir de aquí y llegar a su casa, con sus padres.
Continuará.....
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Amor Mágico.
Teen FictionEsta historia es totalmente mía. Mezcla la realidad presente en el siglo XX y además, la fantasía.