Capítulo 13

815 134 26
                                    

Capítulo 13:

Capítulo 13:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

16 de Abril.

Dos semanas después.

Observé a lo lejos a Amelia, caminando de un lado a otro sin parar. No me miró ni un segundo desde que empezó el turno, y no podía evitar pasarme las manos por la cara como loco. Ya había pasado dos semanas y lo único que me dijo todo ese tiempo fue un sólo e insignificante: hola.

Créeme cuando digo que lo intenté, había tratado de hablarle pero sentía una especie de deja vú con todo esto.

¿Qué clase de Karma estaré pagando?

¿Por qué no sólo puedo divertirme como todo adolescente normal y luego no arrepentirme de ello?

Caminé a paso sigiloso hasta la castaña con el ceño fruncido mientras llevaba algunos platos a la cocina.

—Después de acabar nuestro turno estaba pensando, no lo sé, ¿ir por un helado, tal vez? —Metí mis manos a los bolsillos. Ella posó sus ojos café en mí, regalándome una mirada extraña.

—Oye, Harris —empezó, evitando mirarme a los ojos—. Necesito pensar, ¿vale? Lo que pasó el otro día no estuvo bien, no quiero arruinar las cosas y luego seguirme haciéndome ilusiones cuando...—dejó de hablar, su rostro palideció de un momento a otro.

Creo que voy entendiendo...

—¿Cuándo? —pregunté, alzando una ceja.

—Nada.

—Vamos, termina lo que ibas a decir —le invito.

—Estamos trabajando, Harris —dijo entre dientes, buscando con la mirada a la insufrible Danna, pero no la encontré.

—Nadie nos está viendo.—Me encogí de hombros—. Ahora dime, dijiste que te gustaba, ¿es cierto? —Traté de no sonar tan directo, pero era imposible.

Amelia se ruborizó, y me mordí el labio para no sonreír.

—Eres un fastidio, ¿lo sabias?

—Sí, me lo han dicho un par de veces.

Rodó los ojos. Parecía pensar lo que dirá, tomó su tiempo y dijo:

—No —confesó—. Estaba muy borracha ese día y lo sabes, no tenía ni idea de lo que hacía. Pero, la verdad es que no eres mi tipo. —Se encogió de hombros, mostrando desinterés.

Auch.

Al escucharla no pude evitar sentir una pequeña punzada en el pecho. Era como cuando te dicen algo que no querías escuchar o enterarte de algo que no querías saber. Así me sentía, confundiéndome un montón. ¿Por qué habría de afectarme en lo absoluto los sentimientos románticos de Amelia hacia mí? Era estúpido.

Un corazón para Amelia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora