Capítulo 10:

2K 208 945
                                    

Capítulo 10: Cena de desconocidos

Finalmente, luego de tan agotador día, había llegado la noche.
Hajime ya estaba vestido con una camisa blanca de mangas largas y unos pantalones negros de vestir, que Nagito le había conseguido con un gran descuento gracias a su suerte. Éste seguía cambiándose dentro de la habitación, mientras Hajime terminaba algunas cosas de trabajo.
Terminó unos minutos antes de que Nagito saliera, quedando encantado con la imagen que tenía al frente.

—Disculpa que haya tardado tanto, Hajime-kun. Me había caído intentando ponerme los pantalones. Mala suerte...— reveló con gracia. Nagito llevaba una camisa celeste metida en pantalones claros de tiro alto junto con un abrigo café con capucha.

Claro, formal pero informal a la vez.

Su estilo preferido.

—Todo bien. Estamos a tiempo.— dijo Hajime tomando las llaves de la mesa.— Luces bien.

—Gracias. Tú también.— dijo Nagito asomando al rubor.

(...)

—¡Hola, chicos!

Komaru abrió la puerta del apartamento con suma alegría.
Traía un vestido ocre y unos zapatos negros de vestir con tacón bajo. Toko, quien encontraron sentada en un sofá, se le veía sin mucha importancia por la ocasión. Traía una camisa blanca y una larga falda morada ligeramente ajustada.
Nunca giró a verlos ni siquiera cuando habían entrado. Tenía la vista clavada en un libro, casi terminándolo.

—Qué linda estás, Naegi.— dijo Nagito muy encantado. Ambos ya estaban en la sala. Nagito se había sentado con Hajime y Komaru con Toko.— Y tú también, Fukawa.

—Gracias, Ko. ¡Ustedes también! Muy guapos, ¿No, Toko?— codeó Komaru a su amiga.

—Q-que estén aquí fue tu idea. No me hagas partícipe de ella.— dijo Toko encorvándose para acercar el libro a su rostro, como escondiéndose.

Hajime no pudo evitar gruñir. No le costaba nada ser amable con ellos. No conocía al heterocromático, a menos que se haya dejado llevar por los rumores. En cuanto a Nagito, debía por lo menos considerar darle una segunda oportunidad siendo que intentaba ser amable.
Sus constantes maltratos no le quitaba la sonrisa al albino, mas no por eso no le afectaba.
Por dentro, Nagito le daba la razón.

—Uhm... Bueno, comeremos en la terraza si quieren. Quédense y buscaré un par de bocadillos para entretener.— dijo Komaru levantándose en duda.

—Oh, déjame que te ayude.— dijo Nagito imitándola.

—Qué caballero.— rio Komaru. Hajime estaba muy a gusto con aquella chica. Trataba muy bien a Nagito y era buena persona. Hermana de Makoto tenía que ser.

Y Hajime y Toko quedaron solos, relativamente. La cocina estaba cerca, pero era incómodo el que Hajime tuviera que quedarse mirando la nada porque no podía charlar con aquella extraña mujer.
Temblaba. ¿Es que acaso Toko le tenía miedo?
Qué molestia, pensó, porque tanto que cocoreaba y resultaba que estaba asustada de ellos.

—Oye.— llamó Hajime, provocando un respingo en Toko. No la hizo soltar el libro, pero sí mirar de reojo.— ¿No te agrado?

Bueno, admitió que sonó un poco tenebroso.

—U-ustedes dos no son de fiar, simplemente eso.— respondió la de lentes.

—Mira, Nagito trata de resolver las cosas. Él está arrepentido por haberte tirado el gas pimienta y se disculpó.— dijo en tono bajo para que no lo escuche nadie más que ella.— Ahora creo que tú deberías disculparte con él por sus piernas. Le quedó una cicatriz.

Can I Love You?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora