24. Está bien, estamos bien.

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Un hombre se movía con sagacidad tras la barra, cada uno de sus movimientos era rápido, preciso y elegante, parecía bailar mientras iba de un lado al otro sirviendo los tragos que le pedían. Llevaba puesta una camisa blanca, un chaleco negro y un pequeño mandil adornado con instrumentos brillantes y preciosos, de él también colgaba un trapo rojo con letras bordadas en una esquina: DH.

— ¿Ese es Donghae?— preguntó Heechul cuando entró al bar y vio el espectáculo que su mejor amigo estaba dando.

Había más de un interesado en sus movimientos, no los culpaba en absoluto, porque verlo moverse era hasta cierto punto hipnótico. Si en sus manos hubiera estado, lo habría mandado a una academia profesional de baile, pero esa decisión no le correspondía a nadie más que a Donghae y dado que casi tuvo que amarrarlo para que aceptara ser un bartender, no había mucho que hacer. Aun así, se sentía bastante satisfecho, Hae se veía radiante y feliz.

—El mejor en este sitio, después de mí, por supuesto—respondió Jongwoon quien se acercó a Hee cuando lo vio cruzar la puerta.

—Hyukjae tiene mucha suerte— ambos sonrieron— suertudos los dos. Míralo, seguro ya lo han desnudado muchísimas veces con la mirada— se llevó las manos a la boca— es probable que ni siquiera se haya dado cuenta.

— ¿Desnudado? Esas miradas ya le han hecho hasta las cosas más ilegales que te puedas imaginar. Y mira que tú imaginación es bastante buena—Heechul levantó las cejas— ¿Qué pasó Hee, estás perdiendo práctica?— se burló Jongwoon

— ¿Yo?, ja, te recuerdo quién fue el que te enseño todo lo que sabes— guiñó un ojo, pero su interlocutor lo tomó por los hombros

—Superé a mi maestro hace tiempo. Me he vuelto infalible, lo sabes.

Ambos comenzaron a caminar hasta la barra, donde se acababa de instalar un joven bastante conocido para Heechul.

— ¿Qué le voy a servir caballero?—Preguntó Lee Donghae, como decía su gafete de bartender en Mouse & Rabbit.

—Hum, no lo sé, algo dulce, cálido, fuerte...

—Donghae no es parte del menú, Hyukjae— respondió Heechul a su espalda, dirigió la mirada al castaño— ¿podrías preparar cuatro deliciosos mojitos de frambuesa?— pidió.

Donghae asintió. El pelinegro había alabado hasta el cansancio sus tragos, cuando visitaba el bar no dejaba que nadie, salvo él o Jongwoon, le sirvieran. Era un jefe excéntrico y especial, totalmente digno de Heechul. Además, después de todos los malestares estomacales que le había provocado en un principio, ¿a qué podía temerle?

—Woon, hoy nos vamos temprano, ¿sí?— volvió a decir Heechul, Jongwoon asintió.

—Que Hae termine su ronda, su compañero vendrá a cubrirlo más tarde— respondió.

Se quedaron allí hasta terminar sus tragos mientras disfrutaban de mirar al castaño trabajar.

—Dice Seohyun que está afuera— intervino Hyukjae mirando su celular.

—Nos vamos. Donghae, te vemos afuera— se despidió Heechul y salieron del bar.

Ya había pasado el tiempo suficiente como para que Lee Donghae empezará a ser conocido en el mundo de los licores, era dedicado, testarudo y perseverante, aprendía rápido, escuchaba con atención y poseía habilidades increíbles, trabajaba en uno de los bares más famosos del centro y ni hablar de los puntos extras que tenía por ser guapo. Los clientes solían arremolinarse junto a él, a Jongwoon y a Heechul (incluso a sabiendas que este último no era bartender) a pedir números telefónicos, más que tragos.

The Lucky Ones [EUNHAE]Where stories live. Discover now