6. Sonrisas contagiosas

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—Tienes días de buen humor, ¿qué ha pasado que no me he enterado?— preguntó Seohyun.

—Lo mismo me pregunto, ¿un acontecimiento que me perdí?— le respondió Donghae.

—Una historia a cambio de otra historia— solicitó ella con perspicacia.

Su amigo sólo sonrío, no sabía por qué tenía algunos días sintiéndose contento, era un sentimiento extraño, pero como no encontraba la razón no podía pagarle a Seohyun la historia, así que sólo se quedó en silencio hasta que Momo cayó de su mochila.

— ¿Dónde lo conseguiste?— preguntó Seohyun extrañada.

—Es un secreto— respondió él sonriendo.

— ¡Debiste haberme avisado! ¿Sabes cuánto lo busqué por las librerías?— le reprochó— devuélveme mis cupones.

—Es de mala educación quitar los regalos que ya diste—le dijo Donghae mientras le mostraba la lengua.

—No los mereces, se los daré a Hyukjae, él incluso me acompañó a buscarlo al centro comercial.

—Ah, espera, por eso sabía lo mucho que quería leerlo— le preguntó sorprendido, entonces Seohyun lo ignoró hasta que una chispa se encendió en su cabeza.

— ¿Él te lo regaló?—preguntó con una expresión muy sorprendida, Donghae asintió— ¿de verdad?

—Sí, lo digo enserio.

—Estoy muy sorprendida y muy feliz.

— ¿Por qué?

—Fue un gesto muy lindo conseguirlo para dártelo.

—Era suyo, o eso me dijo mientras me convencía de quedármelo.

— ¿Además te hiciste del rogar?— lo miró expectante y después con reproche.

— ¿Tú qué hubieras hecho?, ni siquiera la conozco, sólo la he importunado dos veces y él se mostró muy generoso y amable, temía que me pidiera mi riñón a cambio.

—Tres, la vez que le tiraste le café también cuenta— puntualizó Seohyun.

—Ves, ¿cómo podía simplemente aceptarlo?, me avergoncé mucho al descubrirme todo ansioso por quedármelo, pero me dijo que era un regalo de cumpleaños y ya no me pude resistir—Donghae sonrió.

—Las gracias suelen ser un buen pago cuando alguien da un regalo generoso, sospecho que puedes conservar intactos tus riñones, por ahora.

Donghae abrió mucho los ojos, no recordaba haber soltado ninguna palabra después de que accedió a quedarse con el libro.

— ¿Donghae?

—No me acuerdo si le dije "gracias"—respondió con timidez, Seohyun río, movió la cabeza y suspiró.

—Ay Donghae, nunca nadie hace nada por nosotros, alguien amable aparece y lo arruinas.

Él sólo se encogió, se llevó las manos a la cabeza e hizo un puchero, ¿cómo se le había podido olvidar decirle gracias?

Pasaron algunos días antes de que Seohyun y Donghae supieran algo de Hyukjae, la chica estaba muy curiosa por no haberlo visto y el chico seguía muy apenado con él.

— ¿Y ahora cómo le voy a agradecer? No ha venido en días —preguntó Donghae.

—Pues, por telepatía, genio. ¿Yo qué sé?—respondió Seohyun.

— ¿No que eran amigos?— dijo él con un gesto enfurruñado.

— ¿Y eso qué tiene que ver?

—Pues deberías tener una forma de contactarlo, ya es jueves y ni siquiera sabes por qué no ha venido, él dijo que visitaba con frecuencia este lugar.

Seohyun sintió un pinchazo en el estómago, no estaba acostumbrada a hablar con la gente o a hacer amigos nuevos, así que no se le ocurrió pedir ningún número de teléfono o red social, y sí Donghae tenía razón, si no había ido porque algo andaba mal, ¿qué iba a hacer?, golpeó a su amigo por ponerla a pensar en esas cosas, mientras él se quejaba, vieron a Hyukjae cruzar la puerta, agotado y empapado del cabello, las lluvias en otoño eran cada vez más extrañas pero seguían ocurriendo.

—Mira, vino—dijo de pronto Donghae.

Seohyun miró hacía la puerta, le atizó un último golpe a Hae y ambos esperaron a que ocupara un lugar, fueron a la mesa con el riesgo de que los reprendieran por abandonar el puesto de trabajo.

— ¡Hyukjae!, ¿todo bien? ya tenía mucho que no te veía por aquí— preguntó Seohyun muy ansiosa.

—Hola— hizo un puchero—he tenido mucho trabajo, es horrible—respondió él con notable hartazgo en la cara.

Había dormido menos de tres horas en los últimos días, tenía una pila gigante de artículos que revisar, la jefa estaba particularmente irritable, vaya semana...

De pronto pensó "Si trabajas en lo que te gusta, no tendrás que trabajar nunca", una frase que se repetían con frecuencia en la universidad, la mayoría de las veces para justificar la elección de las humanidades sobre cualquier otra disciplina. Y no fue, sino hasta que comenzó su vida laboral, que pensó en las patrañas contenidas en aquella frase. Hacer lo que te gusta no significa que las cosas sean más fáciles, uno se la pasa menos mal, es cierto, pero uno trabaja tanto como cualquier otro, la diferencia real es que no importa que tan imposible y agotador sea, más bien uno resiste porque sabe que lo que hace es valioso.

Hyukjae adoraba lo que hacía en la revista, sin embargo, el rigor que le ponía a su empleo era tal que siempre terminaba exhausto, también era cierto que si le hubiera tocado estar en una oficina ordenando datos y cotejando información jurídica o contable se hubiera vuelto loco, porque eso para nada empataba con él, pero una cosa no tenía que ver con la otra.

Hacía lo que le gustaba sí, pero igual tenía grandes responsabilidades y días de mucho estrés. Hacer algo que no le hubiera gustado la hubiera hecho sufrir más, si, los trabajos de medio tiempo acababan con él, pero no era más feliz con ellos y sorprendentemente no se sentía más feliz ahora.

— ¿Podrías dejarme un lugar a donde contactarte?— solicitó Seohyun ansiosa.

Hyukjae salió de sus pensamientos, la miró de pronto con duda en su expresión, Seohyun de nuevo sintió que había sido muy brusca.

— Quiero decir, hemos pasado días angustiosos porque desapareciste, pero si no quieres igual....

Hyukjae extendió la mano y le entregó una tarjetita con muchos dígitos.

—Celular, oficina, correo electrónico y todo lo demás, por si acaso—respondió sonriendo. Sí, Heechul lo había contaminado.

Seohyun le mostró el papelito a Donghae que se mantenía en silencio al lado de su amiga, él lo tomó y lo guardó.

—Así, la próxima vez que nos regales algo, podemos agradecer aunque sea por aquí— dijo burlona.

Donghae se encogió y miró el suelo.

— ¿Cómo?— preguntó Hyukjae.

—Nos percatamos de que este hombrecito no dio las gracias por el regalo de cumpleaños— él se hizo más pequeño pero Hyukjae sonrió todavía más

—Sí lo hizo— ambos lo miraron con expresión confusa —Su sonrisa sincera fue como unas gracias para mí, con eso me di por bien servido.

Entonces Donghae se ruborizó, era cierto, estaba tan agradecido y feliz que no podía ocultarlo, quizá ya tenía la explicación a su felicidad: el regalo de cumpleaños.

Entonces Donghae se ruborizó, era cierto, estaba tan agradecido y feliz que no podía ocultarlo, quizá ya tenía la explicación a su felicidad: el regalo de cumpleaños

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The Lucky Ones [EUNHAE]Where stories live. Discover now