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Todo se había vuelto un completo caos, era muy difícil de comprender como habían pasado de una atmósfera completamente relajada a una de pánico total. ¿Y cómo no? Si algo extraño y prácticamente imposible de pasar había ocurrido.

Un vampiro no podía caer en golpe seco hacia el suelo, era imposible que un ser inmortal cayera desmayado por el simple hecho de que había dejado su humanidad de lado hace muchísimos años. Supuestamente todos ellos eran ajenos a las dolencias y males humanos, podría decirse que hasta eran invencibles, sin embargo, esto estaba diciendo todo lo contrario.

¿Entonces que estaba ocurriendo en ese momento? ­­­

—Carlisle... -Le llamo Edward con un alarido de súplica. El cobrizo tenía el cuerpo inerte de la castaña en sus brazos, manteniendo la cabeza de la vampiresa sobre su regazo. —¿Qué ocurre, Carlisle? – Volvió a cuestionarle sin poder evitar el pánico en su voz.

Emmett y Rosalie estaban de pie a su lado, la rubia hacía su esfuerzo por intentar consolar al colosal vampiro que tenía como pareja, al mismo tiempo en que veía expectante a Maia quien era la única que podía dar una explicación.

El rubio negó, y se apartó un poco, quedando de esa forma sentado sobre la húmeda tierra del patio de su casa, este fue incapaz de siquiera mirar a su hijo ya que no tenía respuesta alguna para lo que estuviera ocurriendo, y aquello, era algo desolador.

La única que quedaba a la expectativa era la vampiresa más antigua, aquella que siempre tuvo un don para curar todo lo dañado y sanar todo lo enfermo. Sin embargo, Bakú sabía que eso no estaba siendo suficiente, llevaba un siglo y medio conociendo a su mujer, pero en esos ciento cincuenta años nunca le había visto tan angustiada.

—¿Maia? -La voz rasposa del colosal vampiro le rompió el corazón a Esme, su pequeño muchacho se veía tan temeroso y angustiado que le dolía verlo de esa manera, suponía que el pequeño Elián se encontraba igual o incluso peor. Y ni se diga de Edward, el cobrizo parecía querer morir en aquel momento.

—Romina está muerta. -Declaró. Al ver las reacciones de todos los vampiros de la zona agrego con rapidez: —Todos nosotros lo estamos.

—Maia por favor, explica lo que tengas que decir. -Alego Rose quién sintió su inexistente alma caer a sus pies con lo primero que dijo la inmortal azteca.

—Yo solo puedo curar seres vivos, animales, arboles, plantas, humanos. Incluso puedo ayudar a los vampiros a colocar nuevamente en su lugar las partes de su cuerpo que fueron desmembradas. – Explico pausadamente para que ninguno de los vampiros se le fuera encima. —Pero fuera de eso lo único que puedo ver es el cuerpo muerto de Romina; el cuerpo de un vampiro, sin sangre, sin latidos de su corazón, con órganos que prácticamente solo están de adorno. No hay nada más. Lo único que puede cerciorarse de si ella está ahí o no, es su actividad cerebral, si ella está pensando o "soñando" con algo.

Midnigth ✓ → [Edward Cullen] Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon