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Febrero 17, 1934.

Los finos dedos de aquella castaña, tocaban con parsimonia las teclas de aquel piano que estaba frente a ella.

Salía una armoniosa melodía, sin embargo podía verse claramente que ella no estaba disfrutando de ello.

Tocaba simplemente unas notas que estaban anotadas, pero no había entusiasmo en el toque.

—Dedicate a la cocina que es tu fuerte, incluso puedes dedicar tu eternidad a la pintura, pero por lo que más quieras deja de lado la música o romperas mis oídos.

La mujer hizo una mueca de desagrado al instante en que sus dedos dejaban de lado las teclas de aquel piano.

Dio un leve suspiro para después levantar la mirada y ver a su acompañante de las últimas décadas.

—No lo hago tan mal, no obstante debo de admitir que definitivamente yo no nací para la música.

—Haznos un favor a todos, y deja de intentar entrar a esta cultura.

La joven levanto ambas manos en son de paz y después suspiro. —Llevamos ya mucho tiempo aquí Lucifer, la gente comienza a sospechar.

—Te concedo la razón Alex. -El hombre camino con calma hasta a ella, para después sentarse a su lado frente a aquel piano. —Pero creo que ya tienes un lugar a donde ir. -Al terminar de decir aquellas palabras, le entregó una carta a la mujer. —Correo...~ Canturreo.

No hacia absolutamente falta ver quien había mandando la postal. Carlisle era el único que se comunicaba con ella tan seguido.

En los últimos años habían pasado demasiadas cosas, bueno, no tantas, pero si de gran relevancia para ambos o mejor dicho, para el rubio.

Carlisle ahora ya tenía una familia, bueno, algo así.

Comenzando por el principio.

Después de vagar por el sur de Estados Unidos, años más tarde el rubio decidió volver a Chicago, donde nuevamente comenzó su trabajo como médico.

En ese entonces había una grande plaga de gripe española por el lugar, no había cura, el tratamiento era escaso y los enfermos eran demasiados.

Por más que se intentaba hacer lo posible por sobrellevar aquello, no se podía, erradicar aquella enfermedad fue un trabajo largo y duró, pero después de un tiempo se logró.

Sin embargo, mientras aquel torbellino inundaba Chicago, el rubio hizo algo muy estúpido y temerario.

Un joven de 17 años estaba agonizando en aquella clínica donde él residía como médico.

Midnigth ✓ → [Edward Cullen] Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ