Confusión

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—Al suelo. —Gritó Frank mientras  se tiraba al suelo y yo hacía lo mismo, los disparos no pararon y parecían aun peor. Volteé hacía dónde Frank realmente estaba aterrada, él me miró.

—Margot, escúchame tienes que arrastrarte hasta atras de la barra, yo haré lo mismo.

Asentí e hice lo que me dijo iba a mitad de camino cuando una bala dio en la otra ventana y esta se hizo añicos , me quedé petrificada.

—Oye escúchame, no pongas atención a nada mas, tú sigue —Dijo Frank deteniendo su ida hacía aquella barra para poder verme. Por suerte él estaba mas cerca de ella que yo. Aún así intenté arrastrarme más rápido entre las mesas intentando ignorar los gritos y disparos que aún no paraban del otro lado de aquellas paredes. Cuando al fin llegué al otro lado de la barra ya estaba ahí Frank.

—¿Estás bien?  —Me preguntó inspeccionandome

—Sí... lo estoy. Alicia sigue allá afuera —se había hecho un nudo en mi garganta e intenté por todos mis medios no llorar, estaba asustada, Alicia estaba ahí afuera, no podía creer que un día normal terminara así.

—En cuanto esto pase iremos a buscarla —Dijo acomodandose mejor, se sentó con la espalda pegada a la barra y yo me sente frente a él. En ese momento un aparatoso sonido nos hizo mirarnos, era algún vidrio que se  había hecho añicos.
Empecé a llorar llevando mis manos a la boca para no hacer sonido alguno, todo esto me hacía pensar que tal vez los ataques de Argelia se habia extendido hasta este lugar y el ruido allá afuera no me dejaba pensar con claridad. Si esto era cierto Timothy dentro de poco tendría que irse a la guerra.  No puedo estar sin él en este lugar. Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando Frank me jaló hacia él y me envolvió en un cálido abrazo.

—Todo estará bien. —susurró mientras seguía abrazandome, me dejé envolver en su calidez.
Por un momento sentí que todo el mundo se paro. Estaba en una cafetería atrás de una barra con un hombre que recién conocía   pero ahora mismo estaba entre sus brazos y me sentía segura.

Pasaron al rededor de 30 minutos cuando dejamos de escuchar disparos y gente gritando, yo aún seguía entre los brazos de Frank recostada en su pecho. Me separé y lo miré.

—Llamaré a Alicia.— me arrastré hacía dónde había dejado mi mochila, saqué el celular y la llame. Me mandaron al buzon.

—No responde, lo mejor es que vayamos a buscarla. —Dije intentando llamar una vez más pero sucedió lo mismo.

Frank se levantó de aquel lugar con precaución no sin antes asegurarse que no había nadie más en la calle, estaba dispuesto a caminar hacía afuera pero de repente se quedó quieto.

—¿Estás bien? —Pregunté mientras me incorporaba e iba con él.

Él me miró y negó.

—Se me durmió la pierna. —dijo intentando no hacer ningun movimiento y yo solté una risita.

—Vamos Iero, no tenemos tiempo.

— Tú tienes la culpa estabas recargada en ésa pierna.

—Está bien, yo te ayudo. —Me acerqué y le di un golpecito en ambas piernas ya que no sabía cuál pierna estaba dormida, esto hizo que él soltara un grito ahogado.

—Sabes, no me ayudes.

—Mientras tú no ayudas iré a buscar a Alicia.

Cuando volteé hacía la puerta esta ya no estaba, solo había un rastro de vidrios de lo que alguna vez fue. Esto fue lo que había hecho tanto ruido. Caminé hacía la salida y bajo mis pies sonaban los cristales

Hermosa Locura » Frank IeroWhere stories live. Discover now