Vehemencia

118 17 6
                                    

FRANK IERO

Las trincheras ya están listas, la batalla empezará a las 8:00am, de esta forma los tomaremos de sorpresa y con suerte terminaremos con ellos como con el primer batallón, tras terminar con cada uno de ellos, pudimos descansar por el resto del día antes de volver a empezar a avanzar. A pesar de que durante los días anteriores habíamos encontrado soldados enemigos eran muy pocos por lo que fue fácil terminar con ellos. Faltan tres horas así que usaré ese tiempo para dormir.  

Un estruendo me despertó mire a mi alrededor aún un poco aturdido.

—¿Estás bien?—Era Timothy quien se acercó rápidamente hacía mi,  yo asentí,  tomé mi arma y apunté hacía donde venían los disparos, entonces jalé el gatillo haciendo que un cuerpo cayera. Varios gritos me hicieron voltear, 5 de nuestros compañeros habían caído, el más próximo a mí dejó una lluvia de sangre tras ser impactado, el intercambio de balas era impresionante. De repente unas luces iluminaron el cielo.

—¡Al suelo!—Gritó Jack quien había sido ascendido a cabo, se había ganado el puesto la noche anterior por arriesgarse en una de las misiones,  nos tiramos al suelo esperando que aquello no llegara hasta nosotros entonces una lluvia de tierra llegó a nosotros después del estruendo, después de recuperar apenas el aliento seguimos disparando a las sombras que gracias a todas esas balas y cañones no habían hecho más que crear una nube de polvo.

Timothy se había movido de lugar, entre nosotros estaba Hanson, tenía al rededor de 36 años, lo habían obligado a venir aquí, a pesar de que la mayoría de soldados llevábamos una semana o un poco más en esté campo de guerra, Hanson acababa de llegar hoy por la mañana a pesar de que podrían haberlo puesto en el grupo sur donde apenas estaban empezando a atacar, decidieron trasladarlo hacia este punto , lo habían detenido huyendo del país,  por lo que lo enlistaron obligatoriamente. El horror en su cara era inexplicable. Y esto apenas empezaba. Un tanque M1-Abrams de nuestro bando llegó y rugió tras lanzar el primer cañón.  A lo lejos escuchamos unos gritos, eran más de ellos, así que nuestras armas fueron activadas nuevamente en una lluvia de balas. De repente todo se volvió silencio. Volteé a ver a Timothy, este volteó a verme y asintió como haciéndome saber que estaba bien.

—Teníamos que sorprenderlos nosotros.— Gritó José, un mexicano que hace poco se había enlistado en la guerra.— Son unos hijos de puta.

Jack volteó a verlo.

—Ya no importa, terminamos con ellos. —Dijo el cabo.

—Si pero también terminaron con ellos. —Dijo José señalando con la cabeza 7 de nuestros compañeros.

Miré hacia donde estaban los cuerpos, hace unas horas habíamos compartido un terrible desayuno pero eran buenas personas. Hanson parecía que se quebraría en cualquier momento.

—Trinchera A2 tenemos 7 muertos.
—Gritó Jack para informar a los de las otras trincheras.  Entonces empezaron a informar las otras 3 trincheras.

—Trinchera A1 6 muertos.

—Trinchera A3 8 muertos.

—Trincera A4 5 muertos.

Habíamos terminado con esta base pero era seguro que los siguientes lugares serían mucho peor.

Llevábamos un par de horas en nuestro campamento tomando un descanso, y comiendo unas barritas empaquetadas, varios de nosotros estábamos sentados en círculo, teníamos que retomar fuerza porque seguiríamos avanzando.

—¿De verdad es necesaria toda está mierda?—preguntó Hanson mirando a cada uno de nosotros.

José y Rene el hombre de 34 años alto y delgado desviaron la mirada mientras comían aquella barrita.
Entonces Hanson siguió.

Hermosa Locura » Frank IeroWhere stories live. Discover now