Louis, desde su adolescencia, fue prostituido al presentarse como omega recesivo.
Harry, futuro heredero de la más grande mafia de toda Italia, compraría al omega sin saber las consecuencias de aquello.
La punta y la base de la gerarquia unidas por...
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— I'm a little cherry pie —cantaba, mientras contorneaba sus caderas de lado a lado— I melt like honey in your mouth. Come here and put your penis in my mouth. Lick me, suck me, I'm your favorite candy bar. I'm your sweet and favorite cherry pie —alzó la delgada prenda que lo cubría, dejando su desnudes expuesta hacia la multitud de hombres frente a él.
Había repetido aquella canción incontables veces desde que se presentó como omega recesivo a los 16.
Había sido llevado a aquel burdel improvisado en el bar de su casa, siendo observado por hombres que doblaban su edad. Había sido obligado a bailar y cantar mientras ellos lanzaban dinero con esperanzas de poder follarlo al acabar el evento.
Había perdido la cuenta de cuantos hombres lo habían usado y luego maltratado hasta hacerlo sangrar.
Su cuerpo estaba cubierto por el abuso de hombres que no se sabían ni su nombre.
Lo querían por su belleza y por la simplesa de poder obtenerlo cuando quieran.
Louis era hermoso a los ojos de cualquiera, un ángel vivo en la tierra. Ojos azules brillantes, pómulos marcados, labios rojos, una hermosa nariz de botón y una figura envidiable.
Aunque aquel hermoso ángel, se encontraba capturado en las llamas del infierno.
¿Alguien podría elevarlo nuevamente al cielo?
¿Podría escapar algún día de las garras del infierno?
Infierno al que fue arrastrado por su padre, quien fue un cobarde al no aceptar que el futuro heredero de la fortuna, podía ser también un omega.
Quien lo obligó a prostituirse con sus colegas, para pagar una deuda invisible que debía cobrar abriendo sus piernas.
¿Louis podrá encontrar un lugar que se sienta realmente como un hogar?
