—¿Yo? —Taehyung soltó una carcajada. —¡Tú eres el que está huyendo para que no le quite una tirita!

Era cierto. Jungkook agarró otro cojín de los que habían caído del sofá cuando empezaron a perseguirse y se lo lanzó. Taehyung le miró con incredulidad que pronto se transformó en una cara de suficiencia, y lo atrapó al vuelo, pero no estaba preparado para que viniera uno justo detrás, dándole en la cara.

Jungkook se rió.

—¡Jungkook!

—¿Qué? Has empezado tú, ahora atente a las consecuencias.

Taehyung entrecerró los ojos, una sonrisa traviesa plasmando la advertencia.

—Esto te va a salir caro. —susurró.

Y el siguiente cojín, que impactó en la pared cuando Jungkook lo esquivó, dio comienzo a una pequeña batalla dentro de los confines de esa casa.

Jungkook corría entre los muebles, saltaba las sillas y se escabullía entre risas y gritos y cojines voladores por todos los recovecos que era capaz de encontrar. Él mismo también los lanzaba, contestando al ataque de Taehyung y casi tropezando y cayendo al suelo de la risa en varias ocasiones. Hacía tiempo que no hacía algo como aquello y ya casi no recordaba lo bien que se sentía no tener que pensar en nada más que en qué camino coger para huir del próximo cojín.

Su error fue entrar en la cocina, donde no había más escapatoria que la puerta por la que había entrado, imposible de atravesar cuando Taehyung entró por ella. Se miraron y el hombre enarcó una ceja, un resquicio vivo de humor adolescente que le retaba con la mirada.
Lo intentó: corrió pegado a la pared y trató de esquivar al hombre que bloqueaba la salida con una sonrisa.

Taehyung le interceptó.

Jungkook rió a carcajada limpia cuando fue atrapado entre unos fuertes brazos, y más aún cuando fue levantado y cargado como un saco de patatas por toda la casa. Pataleó y le golpeó la espalda, chillando divertido, pero él le dejó sentado sobre el mueble de la cocina y lo sujetó bien para que no se escapara.

Manos en su cintura fue todo lo que necesitó para dejar de reír.

Miró a Taehyung, pero lo que encontró le puso el corazón en la garganta.

Estaba inclinado sobre él, casi rodeándole con su cuerpo para que no pudiera moverse. Tenía la respiración acelerada, los ojos oscurecidos y brillantes, las mejillas sonrojadas por el esfuerzo. Su pecho subía y bajaba al compás de su respiración y sus labios estaban entreabiertos, dejando escapar un aliento que rozó los suyos.

Jungkook tragó saliva y se encogió instintivamente cuando el hombre se acercó más. Las manos que le sujetaban lo deslizaron sobre la superficie horizontal y sus caderas se encontraron, robándole el aliento.

No le pidió que se apartara.

Juraría que estaba temblando cuando Taehyung levantó una mano y le acarició la cara con suavidad, tanteando el terreno. Le tocó la mejilla, rozándole apenas los labios, y bajó por su cuello cargada de una electricidad que le hizo apretar las piernas.

Entonces le arrancó la tirita.

No dolió. Fue un pequeño tirón cuyo testigo fue un pequeño picor posterior. Lo que de verdad dolió en ese momento fue su orgullo, que murió, y el peso muerto se instaló en su pecho con un golpe seco.

—¿Lo ves? —Taehyung sonrió ampliamente. —¿Verdad que no ha sido para tanto?

Jungkook asintió aún un poco anestesiado, bajando la cabeza en cuanto volvió en sí y las lágrimas de rabia le empaparon los ojos.
Taehyung apartó las manos de su cuerpo.

Batterer 『TaeKook』Where stories live. Discover now