Capítulo 32

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—No crees que haya sido buena idea invitar a Elliot a desayunar ¿verdad? —hablaba Olivia con su bebé mientras se encontraba de pie en la cocina de su departamento, no sabía en qué momento había empezado a hablar con él o ella pero lo hacía con frecuencia— también estoy algo nerviosa pero me encantaría que me ayudaras en esto, por favor —dijo llevando una mano a su estómago, el leve malestar que sintió cuando se despertó aquella mañana se había intensificado y su rostro lo demostraba con claridad—. Quizá debería cancelar… 

Tomó su celular, marcó el número de Elliot y se quedó mirando la pantalla por unos segundos. Dudó. Si no hablaba con él en ese momento ¿Cuándo lo haría? 

"Quizá otro día sea mejor, cuando no me sienta tan mal" , pensó.

Un golpe en la puerta del departamento la hizo volver a la realidad. Demasiado tarde para arrepentirse. 

Tomó una bocanada de aire, dejó el celular sobre la mesa del café y caminó lentamente hasta la puerta, repasando una a una las palabras que había escogido para hablar con Elliot. 

—Buenos días —dijo él cuando la puerta se abrió.

—Hola, por favor pasa —dijo con una sonrisa, mientras se hacía a un lado para dejarlo ingresar.

Elliot puso una mano en la cintura de ella cuando pasó a su lado, haciéndola vibrar completamente. Olivia cerró la puerta y se permitió sentir aquella electricidad que atravesaba su cuerpo cada vez que él la tocaba. 

—El departamento está muy lindo, se ve diferente —señaló Elliot dejando su abrigo sobre el sofá individual.

—Álex me ayudó y cambiamos los muebles de lugar, además hice algunos arreglos de decoración distintos. Necesitaba cambiar de aire… comenzar otra vez ¿Me entiendes? 

—Comprendo y me parece una magnífica idea.

Ella sonrió.

—Vamos a la cocina, preparé unos huevos revueltos, café, jugo de naranja.

Elliot la siguió y tomó asiento frente a la barra desayunadora.

—Huele muy bien, ¿Cuándo aprendiste a hacer esto?

—No soy tan mala en la cocina, Stabler. No soy chef, pero puedo hacer huevos revueltos y café.

—Confío en que no moriré envenenado —rió.

—Ja ja, qué chistoso —dijo poniendo los ojos en blanco. Sonrió internamente, esa pequeña broma la había relajado un poco y se sentía más tranquila para hablar.

—Estos días que has estado ausente Cragen nos mantuvo muy ocupados.

—Lamento eso. Necesitaba esos días para remodelar aquí, para hacer unas compras, pero sobre todo los necesitaba para pensar —bebió un sorbo de café— pensar en el futuro, en lo que quiero… 

—¿Quieres contarme?

—Sí, por eso te invité hoy —sonrió nerviosa y comenzó a jugar con el anillo en su dedo— obtuve el resultado del ADN.

Elliot palideció, dejó el tenedor y la miró con atención, invitándola con la mirada a continuar hablando. 

—El bebé que estoy esperando es de Marcus —anunció con los ojos empañados— siento que me han quitado un peso enorme de la espalda, que ya no tengo que preocuparme por mirar a los ojos a mi bebé y ver los ojos de la basura que me atacó… siento que la vida me dió una tregua, de esas que no se dan dos veces. Puedo comenzar a sanar mis heridas, puedo empezar otra vez.

Respiró profundo procurando que su voz dejara de temblar.

Él no dijo una sola palabra, se puso de pie, rodeó la barra y la abrazó delicadamente.

Rompecabezas de Amor [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora